Mientras James, Sasha y su suegro ayudaron a Romy a ponerse cómoda para pasar una nueva temporada de terapia, Christopher llevó a Lily a un lugar más privado para hablar.
—¿Qué fue todo eso? —preguntó ella, un tanto desconcertada—. ¿Otra competencia de medición de penes? —Estaba furiosa.
Chris estaba serio y con mesura le explicó lo ocurrido antes de la navidad. La información que se había filtrado de Romina y como los medios la habían usado a su favor para burlarse de ella, de su de salud mental y sus problemas.
Le habló también del actuar de Dubois, de su forma imprudente de querer proteger a Romina y de sus amenazas.
Lily se quedó boquiabierta y tragó duro para retractarse.
—Cariño, lo siento tanto —susurró dolida y miró a Chris con los ojos llorosos.
—¿Por qué lo sientes? —preguntó él, liado.
Nunca le habían dicho esas dos palabras que tanto significaba para él.
Tal vez, esas eran las dos palabras que esperaba que su madre le dijera alguna vez, pero se había muerto y él se había quedado sin nada.
Lo siento, Christopher, no fui la madre que necesitabas.
Lo siento, hijo, por ilusionarte en cada navidad y cumpleaños.
Lo siento, mi amor, por no estar contigo.
Lo siento, por no estar para ti cuando más me necesitaste.
Lo siento, por no defenderte...
Lily le sonrió y con dulzura le dijo:
—Porque te cuestioné sin saber la verdad. —Lily le acarició las mejillas—. Lo siento. Nunca te cuestionaré otra vez —afirmó y él suspiró aliviado—. Pensé que actuabas así porque estabas celoso, pero ahora sé el verdadero motivo y...
—Bueno, sí estaba celoso y mucho —interrumpió él con los celos aun vivos—. No me gustó como te tocó. —La miró posesivo.
Lily sonrió traviesa. Una sonrisa de un hoyuelo que él amó con locura.
—Me tocó aquí —dijo ella y le mostró el hombro desnudo.
Chris respiró fuerte.
—Es mío —jadeó él, agitado—. Toda tú lo eres.
Lily se aguantó las ganas de gemir. Le encantaba cuando la poseía, aun con palabras. Podía sentir las bragas empapadas.
—¿Sabes? —Jugueteó Lily y miró a todos lados antes de actuar. Se vieron a solas en el fondo de un pasillo y no dudó en acercarse a él de forma seductora—. Me gustó mucho tu amenaza... —Se mordió el labio y lo miró coqueta—. Hiciste que me acalorara.
—¿En serio? —preguntó él, hinchándose de vigor—. ¿Me escuché malo? —Se oyó infantil.
—Muy malo —dijo ella y atrevida lo empujó hasta el fondo del ala.
Era el final del pasillo. Un lugar estrecho que no conducía a nada y que parecía estar en construcción; se las ingeniaron para acomodarse un par de prendas y ponerse vehementes.
Lily se levantó la falda por las caderas y Chris le hizo a un lado la ropa interior. Fácil se hundió en ella. Conocía tan bien su cuerpo que, sabía de cada camino para llegar a su estrecho coño que tanto placer le causaba.
Se hundió en ella de golpe. La encontró empapada y deliciosa. Ella gimió al verse totalmente llena de él y se sostuvo del muro para darse impulsos sobre su pelvis.