Amigas y cercanía

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Christopher apretó el ceño al leer el correo que Lily acababa de enviarle, donde le explicaba la situación con Marlene y, aunque siempre había dependido de otros para cubrir sus necesidades, con Lily aprendió a tener un poco de independencia.

Y le gustaba. Por primera vez se sentía útil.

No dudó en solicitar un envío de flores para los padres de Marlene y le escribió un mensaje a su número personal.

Un mensaje que significó mucho para él:

«Muchas noches pienso en esa despedida. Mi madre, yo... unos minutos bastaban. Un abrazo, un beso y los "te amo" que nunca nos dijimos. Tómate el tiempo que necesites para estar con tu padre y tu familia. Puedo enviar a tu asistente si necesitas algo urgente.

Házmelo saber.

C. Rossi

Mientras Christopher lidiaba con la sesión fotográfica de MissTrex y el traslado de sus artesanías a las bodegas de reuniones, Lily acompañó a Marlene al hospital.

En el camino, la joven compró flores, café y algunos panecillos que Marlene miró con culpa.

Aunque Marlene estaba acostumbrada a ser acosada por algunos reporteros, puesto que era una reliquia influyente en el mundo de la moda, se llevó una sorpresa cuando salió a la calle con Lilibeth López.

A Lily parecía ni siquiera importarle toda la atención que recibía y, por primera vez, Marlene tuvo curiosidad.

—¿Has pensado en firmar con algunos auspiciadores? —preguntó cuando se escabulleron en un taxi.

Lily se rio.

—No. —Su respuesta fue tajante.

Marlene se quedó confundida unos instantes, pero necesitaba saber más, así que insistió:

—¿Es un "no" de: no me gustan los auspiciadores que me han contactado o estoy esperando a un auspiciador y un contrato más grande?

Lily se carcajeó. Marlene era muy divertida.

—Es un "no" de: me gusta mi ropa de segunda mano, gracias.

Marlene la miró con mueca de horror y detalló la ropa que vestía. Pronto se percató que toda estaba... usada.

—¿Por qué? —Marlene no lograba entenderlo.

—Porqué, ¿qué? —Lily podía entender porque ella no lo entendía—. Me gusta mi ropa. Cumple con mis necesidades: es cómoda, me abriga y me hace lucir bien —dijo—, o eso creo.

Las mujeres se miraron a los ojos con barullo. Lily parecía muy fresca, aun en esa época de frío.

—Podrías enviar un mensaje —susurró Marlene, pensativa.

—Y lo hago —dijo Lily con seguridad—. Christian Dior dijo que el estilo es una forma de decir quién eres sin tener que hablar. No necesito que otros hablen por mí y tampoco necesito de auspiciadores diciéndome qué vestir.

Marlene suspiró. Se rendía. Definitivamente Lily era imposible. Sus convicciones eran inquebrantables.

—Eres atrevida por citar a Dior, pero también eres valiente —dijo Marlene sin mirarla.

Lily rio.

—¿Eso fue un cumplido? —preguntó Lily, riéndose con su adorable hoyuelo único.

Marlene rio natural por primera vez. No hubo sarcasmo ni burla en su risita. Solo fue ella.

—Tómalo como quieras —respondió Marlene regresando a su seriedad.

El taxi se detuvo frente al hospital. Con una sonrisa, Lily pagó por el viaje y antes de bajarse le dijo:

Suya por contratoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora