Capitulo #32

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Lisa abrió puerta de cristal que llevaba a la fiesta en el jardín. Dejando a Jennie pasar primero para ver su trasero.

La coreana pasó por delante de Lisa, sonriendo inocentemente mientras se dirigía hacia la fiesta en el jardín.

— Hace unos minutos estábamos arriba tomandonos salvajemente. — susurró Lisa acercándose por detrás. — Tu sonrisa inocente no se compara a tus gemidos, bebé.

Jennie se detuvo en seco, sintiendo el aliento cálido de Lisa en su oído. Una sonrisa pícara se dibujó en su rostro mientras se volvía hacia Lisa.

—  Lisa, relájate. — Sonrió Jennie intentando fingir tranquilidad delante de los demás invitados que disfrutaban el cumpleaños de la mamá de Lisa.

Lisa se rió suavemente y se acercó más a Jennie, su cuerpo pegado al de ella.

— Eres tan candente, bebé, que a pesar de que tuve hace unos minutos, podría seguir cogiendote toda la tarde.

La coreana se sonrojó ligeramente, sintiendo el calor de la mirada de Lisa y la proximidad de su cuerpo. Intentó mantener la calma, pero no pudo evitar sentir un escalofrío en su espalda.

— Lisa, por favor —susurró Jennie, intentando contener la risa—. No digas esas cosas aquí.

La rubia se rió suavemente, su aliento cálido en la oreja de Jennie.

— ¿Por qué no? —dijo—. Quiero que todos sepan cómo me hace sentir.

Jennie miró a su alrededor, asegurándose de que nadie estuviera escuchando. Marco, Melissa y Bambam estaban cerca, pero parecían estar distraídos con su conversación.

— Lisa, tu madre está por aquí —dijo Jennie, intentando recordarle la situación.

— ¿Y? Ella va a saber cuánto te quiero.

Jennie se sintió emocionada por las palabras de Lisa, pero también un poco nerviosa. No quería llamar la atención en la fiesta de cumpleaños de la madre de Lisa.

— Vamos a buscar a tu madre —dijo Jennie, intentando cambiar de tema— ¿Quieres?

— Me fascina cuando te haces la precavida. — Lisa llevó sus manos uno de los glúteos de su querida; apretándolo su suavemente. — Te resistes hasta el último momento, y al final terminas pidiéndome más. Más fuerte, más duro, más profundo.

Jennie se sonrojó intensamente, sintiendo el calor de la mirada de Lisa y la presión de su mano. Intentó apartarse, pero Lisa la retuvo, su voz baja y seductora.

— Lisa, por favor... —susurró Jennie, intentando contener la risa y la emoción. — No aquí, no ahora.

Lisa se rió suavemente, su aliento cálido en la oreja de Jennie.

— ¿Por qué no? —dijo.— Quiero recordarte cómo te hace sentir mi contacto.

Jennie miró a su alrededor, nerviosa, pero Marco, Melissa y Bambam parecían estar absortos en su conversación. La música y las risas de la fiesta creaban un ambiente festivo y distraído.

— Lisa, esto no es el lugar... —dijo Jennie, intentando liberarse de la mano de Lisa.

Pero Lisa no cedió, su mirada intensa y apasionada.

— No importa el lugar —dijo. — Solo importas tú, bebé.

— Lisa, acabamos de hacerlo en la casa de tu madre. Te dí gusto, ahora dámelo tú a mí de ir a a buscar a tu mamá.

La rubia se rió suavemente dejando una palmada sonora en su trasero. — El gusto te lo dí yo a tí. Y tremendo gusto, tus ojos siguen brillando por el orgasmo que tuviste.

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