Capítulo #37

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Jennie se estiró en la cama, sintiendo la ausencia de Lisa. Miró alrededor del apartamento, que parecía vacío y silencioso sin la presencia de su novia. Se levantó de la cama y se dirigió al baño para comenzar su rutina matutina.

Mientras se duchaba, no pudo evitar pensar en ella y en los que pasarían separadas. Se sentía un poco ansiosa por no tener a Lisa cerca, pero sabía que era necesario para su trabajo.

Después de vestirse, se dirigió a la cocina para preparar un desayuno ligero. Mientras comía, revisó su teléfono y vio que Lisa le había llamado durante la noche.

Tomó su celular y buscó el número de la rubia para regresar la llamada.

Hola, bebé — Lisa dijo, con una voz suave y cálida.

— Hola, Lisa — Jennie respondió, sonriendo — ¿Cómo estás? ¿Llegaste bien a Tokio?

Sí, llegué bien. Estoy en la habitación del hotel, recién llego de la reunión.

— ¿Te va bien? — preguntó preocupada.

Sí, todo va bien — Lisa respondió — Solo te extraño mucho. Tengo una mala noticia.

Jennie se sintió alarmada al escuchar la voz triste de Lisa.

— ¿Qué pasa? — preguntó, preocupada — ¿Qué mala noticia?

Hubo una pausa en la línea antes de que Lisa respondiera.

Mi viaje se va a alargar — comentó con una voz llena de desilusión.

Jennie se sintió aliviada al escuchar que la mala noticia no era algo más serio.

— ¿Qué pasó? — Jennie preguntó, intrigada — ¿Por qué se va a alargar tu viaje?

El señor Chou me va a llevar a París, y después a Dubai — Lisa explicó — Vamos a visitar los puntos de ventas. — un suave sollozo se escuchó en la línea.

Jennie se sintió preocupada al escuchar el sollozo. — Lisa, ¿estás bien? — preguntó con voz suave y preocupada.

Sí, lo siento — Lisa respondió, tratando de contener sus lágrimas — Es solo que... Estoy preocupada.

Jennie se sintió aún más preocupada al escuchar la preocupación en la voz de Lisa.

— ¿Preocupada por qué?  ¿Qué pasa? ¿Puedes contarme?

Lisa suspiró antes de responder.

Tengo miedo qué tengas razón. Que mi empleo nos cause problemas, no quiero perderte, tampoco puedo renunciar, tengo una responsabilidad que cumplir.

— Oh, Lisa, mi amor — Jennie dijo, con voz suave y cariñosa — No voy a dejar que nada nos separe. Estamos juntas en esto, siempre.

Lisa se rió entre lágrimas. — Yo... — Lisa dijo — Yo me he sentido un poco triste.

Jennie se sintió aún más conmovida al escuchar la vulnerabilidad de Lisa.

— ¿Qué te hace sentir triste, mi amor? — Jennie preguntó, con voz suave y curiosa — ¿Es por el trabajo? ¿O es por nosotras?

Es por todo — Lisa suspiró — Extraño estar contigo, y el trabajo es tan estresante... y siento cómo si hubiéramos perdido a nuestro hijo. Creí que estabas embarazada, bebé. Yo... Yo deseé que lo estuvieras. Sé que no estás lista para eso, y tampoco lo estoy. Pero de verdad me ilusioné. Mi propia familia... Deseé darle un hogar a ese niño, darle lo que tanto deseé desde que era una niña en el orfanato... Discúlpame, bebé, seguro y te estoy agobiando con mis estupideces.

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