Capítulo #42

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Jennie se levantó de la silla y salió al pasillo en busca de la enfermera que había estado atendiendo a Lisa. La encontró en la estación de enfermeras, revisando los registros de los pacientes.

—Disculpe —dijo Jennie—. ¿Puedo saber cómo está mi novia? ¿Qué pasa con ella?

La enfermera se volvió hacia Jennie con una expresión seria.

—Bueno, aún estamos esperando los resultados de los exámenes —dijo la enfermera—. Pero hasta ahora, parece que Lisa está desnutrida y puede tener anemia. No estamos seguros aún, pero todo apunta a que tuvo un pre-infarto.

Jennie se sintió alarmada.

—¿Un pre-infarto? —repitió Jennie—. ¿Qué significa eso?

La enfermera explicó.

—Significa que su corazón estuvo bajo mucho estrés y casi sufrió un infarto. Pero gracias a que la trajeron aquí a tiempo, pudimos evitarlo.

Jennie se sintió aliviada, pero también preocupada.

—¿Y qué más? —preguntó Jennie. — ¿Hay algo más que debamos saber?

La enfermera asintió.

—Sí, todo parece ser un cuadro de fatiga crónica. Lisa ha estado trabajando demasiado y no se ha cuidado lo suficiente. Su cuerpo está agotado.

Jennie se sintió culpable por no haberse dado cuenta antes.

—No sabía que estaba tan mal —dijo Jennie—. Debería haberla obligado a descansar más.

La enfermera sonrió.

—No se culpe, Jennie. Lisa es una persona muy fuerte y determinada. Pero ahora necesita descansar y recuperarse. Estamos aquí para ayudarla.

Jennie asintió, sintiendo un poco más de tranquilidad.

—Gracias —dijo Jennie—. Estoy aquí para cuidarla.

La enfermera sonrió y puso una mano en el hombro de Jennie.

—Estamos todos aquí para ayudarla —dijo la enfermera—. No te preocupes. Lisa se recuperará.

Jennie regresó a la habitación de Lisa, sintiendo una mezcla de emociones: alivio, preocupación y determinación. Al entrar, vio que Lisa seguía dormida, tranquila y serena.

Jennie se acercó a la cama y se sentó junto a Lisa, tomándole la mano suavemente. Miró su rostro, notando las ojeras y la palidez que revelaban el agotamiento y el estrés que había estado soportando.

—Mi amor —susurró Jennie—. Estoy aquí contigo. No te preocupes por nada. Te cuidaré y te ayudaré a recuperarte.

Jennie acarició la mano de Lisa, sintiendo una conexión profunda y amorosa. Se quedó sentada en silencio, escuchando el sonido suave de la respiración de Lisa y observando los monitores que seguían su ritmo cardíaco y respiratorio.

De repente, Jennie sintió una lágrima rodar por su mejilla. Se secó la lágrima con la manga, sonriendo débilmente. Sabía que Lisa se recuperaría, y que estarían juntas de nuevo, fuertes y saludables.

Jennie se inclinó hacia Lisa y besó su frente suavemente.

—Te amo, Lisa —susurró Jennie—. Siempre estaré aquí para ti.

Lisa no respondió, pero Jennie sabía que estaba escuchando, incluso en su sueño. Jennie sonrió y se sentó cómodamente junto a Lisa, dispuesta a cuidarla y protegerla durante su recuperación.

Jennie se quedó sentada junto a Lisa, sosteniendo su mano y mirándola con amor y preocupación. A medida que pasaban las horas, la fatiga comenzó a vencerla. Su cabeza se inclinó hacia adelante, y su cuerpo se relajó. Sin darse cuenta, Jennie se quedó dormida en la silla, agarrada a la mano de Lisa.

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