Capítulo 32: Salida

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Lilia.

—¿Cómo que Boulevard? —Fruncí el ceño.

Chris estaba jugando con sus dedos porque me quería llevar al cine a ver Boulevard. Parecía un niño pidiendo su dulce favorito.

—Por favor, Lilia... No pensé que habías leído ese libro —Hizo un puchero infantil.

Rodé los ojos.

—Fue bastante malo el final, digo, pudieron haber acabado con el protagonista de otra manera —bufé, negando con la cabeza—. Pero ya que insistes y eres el que pagará todo, acepto. Necesito salir de aquí.

Chris se lanzó sobre mí y terminé acostada boca arriba en la cama. Él me estaba abrazando como si le hubiera dado permiso para ir a una fiesta en su adolescencia.

Parpadeé varias veces.

—¡No sabes cuánto te amo, Lilia! —exclamó, restregando su cabeza en mis pechos.

—¡Oye, oye! ¡Mira dónde tocas! —Traté de empujarlo con mis manos para quitarlo de encima.

Uff, ¿por qué se comportaba como un niño conmigo? Se suponía que era un aterrador mafioso que cargaba una pistola al lado de su pantalón todos los días.

Vaya psicópata.

—Lo siento, me emocioné un poco —Se excusó y levantó—. Te dejaré para que te arregles, yo haré lo mismo.

Despeinó su cabello y abrió la puerta, yo seguía en shock sobre la cama porque actuó más rápido de lo que esperaba.

—De acuerdo.

—Mírame, Lilia —Hice caso a su petición y me lanzó un beso al aire.

Después de eso, cerró la puerta con llave. Ese hombre me iba a dar un infarto por lo impredecible y despreocupado que era.

Busqué mis mejores prendas en el armario para luego ir a bañarme...

(...)

Me sentía emocionada y ansiosa mientras caminaba junto a Chris hacia el cine "CineFilms", después de un largo trayecto en auto. La fachada imponente del edificio, con su letrero de neón brillante y la alfombra roja, le daba una sensación de glamour al edificio.

—Es parecido al de la ciudad de Colorado —murmuré.

—La mayoría de cines tienen el mismo estilo cuando no quieren ser diferentes.

Al entrar, el vestíbulo amplio y elegante tenía una atmósfera acogedora, y el aroma de las palomitas de maíz recién hechas llenaba el aire. Inhalé hondo, disfrutando de ese olor.

—¿Quieres? Te puedo comprar el combo que desees —Entrelazó su mano con la mía, haciéndome estremecer.

Chris me miró de reojo con picardía.

—Primero los boletos... —Tragué saliva.

—Bueno.

Caminamos hasta la cabina y mientras esperábamos en la fila para comprar los boletos, observé los pósteres de películas recién estrenadas enmarcados en las paredes. Cada detalle del cine era mágico y moderno, y no pude evitar sonreír al ver la seriedad en los ojos de Chris.

Boulevard, sigo sin creer que te guste tanto el libro —hablé, arrugando la nariz.

—Oh, vamos, estaba esperando este estreno en especial —confesó, pagándole al vendedor—. Me disculpo si te estoy obligando.

—Ya me has obligado a tantas cosas que me acostumbré —bromeé.

—Como recompensa, te compraré el combo más grande.

Atrapada por el mafioso millonarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora