Capítulo 8: El gran día

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Lilia.

El día más esperado por todos, menos por mí, había llegado. Iba a casarme en contra de mi voluntad, pero era lo que necesitaba para seguir escalando.

Me miré en el gran espejo de mi habitación, llevaba puesto un vestido de la mejor tela de la ciudad, era de escote en forma de corazón. La falda de tul se extendía, haciéndome ver como una auténtica princesa de cuento de hadas.

Mis ojos estaban decaídos, eso no evitaba que el maquillaje realizado por Carlota no pudiera resaltar mi belleza.

—Señorita, ¿se encuentra bien? Hoy es un día especial, y la noto deprimida —Puso su mano sobre mi hombro.

Ella estaba detrás de mí, ayudándome con los últimos detalles antes de irme. Apreté los labios con fuerza porque el miedo estaba empezando a invadir mi cuerpo.

—Mira mis manos —Las coloqué sobre las suya, yo estaba temblorosa—. Tengo mucho miedo, Carlota... No sé si pueda casarme. Ethan es un hombre maravilloso, cualquier mujer estaría encantada de tenerlo, pero no lo amo, y no estoy segura de que pueda hacerlo más adelante... ¿Y si jamás logro enamorarme de él?

La mujer me vio con una agonía que demostraba su preocupación. Sus cejas se hundieron, haciendo que varias líneas se formaran en su frente.

Sujetó mis manos.

—Ay, Lilia... —Negó, entristecida—. Lamento no poder ayudarte. No tengo palabras de ánimos para decirte, ya que tú mejor que nadie sabes que yo tampoco me he enamorado.

—Solo quería compartir lo que verdaderamente siento, Carlota... Si fuera por mí, huiría lejos de la boda con tal de no casarme —confesé, aunque ese hecho era solo una fantasía en mi mente—. Mi padre tiene razón, siempre huyo de los problemas.

Mis ojos se clavaron en el suelo.

—Mírame —Posó su palma en mi mejilla—. Eres una mujer valiente, porque estás haciendo lo posible para asegurar el futuro de dos familias importantes. Señorita, yo la admiro mucho porque no cualquier mujer tendría el valor de tomar el cargo de una CEO —Comprimió una sonrisa—. Sé que puede ser difícil enamorarse de alguien, pero en los libros que he leído gracias a usted, me he dado cuenta de que el amor siempre llega de la persona que menos esperabas.

—No sabía que seguías yendo a la biblioteca...

—Me diste las llaves, claro que aprovecho de leer en mis tiempos libres —soltó una risita—. No tengas miedo, porque la vida podría sorprenderte, Lilia.

No dudé en abrazarla.

—Sé que a veces te trato del culo cuando estoy de mal humor, olvidando que has sido una buena amiga a la que puedo confiarle todos mis problemas —confesé, con un nudo en la garganta.

Ella me dio varias palmadas ligeras en la espalda.

—Estaré siempre para ti, aunque decidas oponerte a tu propia boda —bromeó.

—Me tientas.

—Y lamento no poder acompañarte...

—No te preocupes, yo estaré bien. Tú debes ir con tu madre, por ella estás trabajando, ¿no? —recordé, afligida porque sabía su historia.

Carlota tenía a su madre en el hospital, luchando contra el cáncer y con tratamientos constantes porque ya estaba bastante avanzado.

—Sabes que mamá siempre fue débil de salud, por eso yo decidí dejar de estudiar y gracias a Dios que apareciste en mi camino —comentó—. Pero no es tiempo de lamentos, tienes una boda a la cual ir.

Atrapada por el mafioso millonarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora