Lilia.
Moví mi cabeza al ritmo de la música. Tomé un sorbo del trago que pidió Deus y terminé tosiendo como loca por lo caliente que fue.
Mi garganta picaba.
Necesitaba ir por un poco de agua, y vi que la barra no quedaba lejos. Deus seguía bailando con Samira, no quise interrumpirlos.
Me levanté para ir a la barra y sentarme en una de las sillas disponibles. Apoyé ambas manos sobre el mesón.
—¿Desea algo? —preguntó el barman.
—Agua, por favor. Es urgente —hablé con la nariz arrugada.
El hombre asintió y me sirvió un vaso que me bebí en segundos. Por fin, estuve más aliviada después de eso.
—Hola, señorita, ¿qué hace tan sola en un lugar como este? —cuestionó una voz desconocida.
Me giré a verlo. Un hombre gordo y con las mejillas infladas se había sentado a mi lado. Sus lujuriosos ojos estaban clavados en mí, me hizo sentir incómoda y asqueada a la vez.
Fruncí el ceño.
Su papada ocultaba gran parte de su cuello, y una porción de su barriga se salía de su camisa por la parte de abajo.
—Disculpe, estoy acompañada.
—¿No te gustaría divertirte un rato? —Su aliento apestaba a alcohol.
—No, gracias —Fui seca—. Estoy comprometida, señor.
Forcé una sonrisa amigable.
—Oh, vamos. No te dejarían bajar a este lugar si no fueras una prostituta —El hombre tomó mi muñeca con fuerza y me obligó a levantarme de la silla—. ¿Por qué no meneas un poco ese culo para mí?
Que patán.
—Usted no sabe lo que es un "no" por respuesta, ¿verdad? —mascullé, molesta.
Mi momento había llegado.
Usaría lo que había aprendido con Deus en secreto. Le di la vuelta al brazo del hombre cuando aflojó su agarre, y aproveché su quejido para darle una patada en los testículos que lo dejó retorciéndose.
Me subestimó, eso estaba claro. Él no se esperaba una reacción defensiva de mi parte, viejo asqueroso.
—¡P-perra! —exclamó—. ¿Acaso sabes con quién te estás metiendo?
Sus dos manos estaban puestas en su entrepierna, él se había acostado en el suelo por el dolor que le provoqué. Le saqué el dedo grosero porque estaba tan furiosa, que no me sentiría mal por él.
¿Cómo se atrevía? Era un descarado. Otra mujer no hubiera tenido la misma suerte que yo.
—Vete al carajo.
—¡Atrápenla! —ordenó.
Tres hombres aparecieron detrás de mí, inmovilizaron mis manos tan rápido que no pude reaccionar. Me quedé pálida al saber que no estaba solo.
¿Era un asociado importante de Chris?
—Suéltame —Forcejeé, en vano.
—Te llevaré conmigo y te enseñaré a no faltarme el respeto, zorrita —Se levantó, lamiéndose el labio inferior.
Pude ver a Deus colarse entre la multitud que bailaba y llegó a nuestra ubicación. Aunque... Estaba con el ceño fruncido y las cejas bien inclinadas, iba a regañarme.
ESTÁS LEYENDO
Atrapada por el mafioso millonario
RomansaLilia y Chris hicieron una promesa de casarse cuando eran niños, pero la vida los separó y ella olvidó esa promesa. Años después, Jax Brown compromete a su hija con Ethan Watson, un viejo amigo de la familia que ha regresado del extranjero. A medida...