Capítulo 46: Explicaciones

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Lilia.

—T-te estás confundiendo de persona —Traté de cambiar mi voz.

Lo esquivé para pasar por su lado, pero él me agarró del brazo y me detuvo. Tuve que mirarlo a los ojos, sintiéndome peor de lo que estaba.

—¿Crees que soy idiota? —cuestionó, con la nariz arrugada—. Te busqué durante tanto tiempo, lloraba todas las noches por ti, no sabía qué hacer para encontrarte, si estabas bien o mal, ¿y me tratas como si no me conocieras?

Oh, no...

Yo no quería encontrarme con él porque no sabía cómo explicarle exactamente mi situación del por qué lo dejé para al final enamorarme de otro hombre que pertenecía a nuestro pasado.

Hundí las cejas, deprimida porque Ethan no se merecía sufrir por mí.

—Lo siento...

—¿Un lo siento es todo lo que tienes para decir? —bufó, con ironía—. Creí que te sucedió algo malo, ¿sabes? Pero veo que los rumores eran ciertos. Tú me dejaste plantado en el altar. Me abandonaste, Lilia...

No me soltaba el agarre, y por un momento sentí que hizo más presión. Era mi merecido, ¿no? Después de todo, yo sí quería huir de la boda para no tener que casarme con Ethan.

Jamás podía verlo de una forma romántica, esa era la verdad. Él hizo lo posible para ser un príncipe conmigo, y no funcionó.

Me enamoré del villano.

—Escucha, hice mal en dejarte así, ¿vale? Estaba muy confundida —mentí, no iba a decirle que Chris me secuestró.

Volteé el rostro para no verlo.

—Me rompiste el corazón de la peor manera, ¿y vas a decir que estabas confundida? —inquirió, sin poder creerlo—. Por lo menos me gustaría una explicación tuya, Lilia.

—¿Qué quieres que te diga?

—Dime... ¿Encontraste a alguien más dónde sea que estuviste? —preguntó, tensando la mandíbula.

Los verdosos ojos de Ethan por primera vez dejaron de verse brillosos, y la oscuridad dominó ese semblante serio y rencoroso hacia mí.

—S-sí... —confesé.

¿Qué más podía decirle? Tenía que saber que él y yo no íbamos a ser nada nunca. Quería que me olvidara.

—¿Por qué, Lilia? —Su voz se quebró—. ¡Hice todo lo que pude para enamorarte! No sabes cuánto me esforcé, y de verdad creí que había funcionado.

Basta... No quería seguir escuchándolo.

Respirar el mismo aire que él se volvió incómodo porque yo lo había dejado mal. Me hacía sentir como la peor basura en el mundo, me preguntaba por qué.

—Di algo, por el amor de Dios. No te quedes callada —exigió—. Te di todo de mí... Deposité mi confianza en ti, te di mi corazón en bandeja de plata y tú lo pisoteaste, Lilia.

—¡Lo siento! —grité, frustrada por tantas quejas—. ¡Me enamoré de alguien más! ¿Qué quieres que haga? ¡El corazón no se obliga, Ethan! Eso es lo que no entiendes... Simplemente sucede y ya.

Quería llorar.

—Ja... —Se encogió de hombros—. Al abrirte mi corazón, te di el poder de hacerme daño, Lilia... Felicidades, eso fue lo que hiciste.

Aplaudió sin ánimos.

—L-lo...

—Dime, ¡¿qué tiene él que no tenga yo?! —Apretujó su pecho, desesperado—. ¿En qué fallé? Te he tratado como a una princesa, te puse por delante de mí... ¿Qué hice mal?

Atrapada por el mafioso millonarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora