Capítulo 37: Confesión

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Lilia.

Al final, no pude decirle nada a Chris ese día.

Estábamos almorzando como era costumbre y mis ojos viajaban a su rostro cada cierto tiempo. Su concentración estaba encima de su celular.

—¿Tengo algo en la cara? —cuestionó, alzando un poco el mentón.

¿Cómo me descubrió?

—No es nada.

¿Era yo o estaba actuando más serio que de costumbre?

—Lilia, sé que me dijiste que no sentías nada por Ethan —habló—. ¿Qué piensas de él ahora?

Fruncí el ceño.

Yo que estaba a punto de confesarme y él que metió a Ethan en la conversación. Inhalé hondo para no alterarme y empezar a contradecirlo.

—Todavía le debo una explicación por dejarlo plantado en el altar —respondí, terminando mi plato.

Bebí un sorbo de jugo.

—¿Y qué le dirías?

—No entiendo por qué de repente te importa saber sobre mi relación con Ethan —dije, extrañada.

—Es que me gustaría mostrarte algo.

Me crucé de brazos, no lo estaba entendiendo.

—Pues... Ese día sí quise huir de la boda, no pensé que se haría realidad mi deseo de una forma —Tomé una pausa, pensativa—. Aterradora.

—¿Soy aterrador? —Se ofendió ante mis palabras.

Me reí.

—No, Chris. El secuestro es aterrador para cualquiera —corregí—. Ethan fue un buen amigo en mi infancia y adolescencia, pero no lo veo como un posible esposo para mí.

Me horroricé de solo pensarlo.

—Es suficiente para mí —Deslizó su celular por encima de la mesa hasta que llegó a mí—. Mira esa foto.

Lo vi consternada porque era la primera vez que me daba un celular, me preguntaba qué había hecho con el mío. Tomé el dispositivo y lo que vi me dejó en shock.

Ethan se estaba besando con Liz tan salvajemente que su lengua sobresalía de su boca. El ambiente era parecido al de una discoteca.

—No tenía idea de que estabas acosando a Ethan ahora —Lo asesiné con mis ojos.

—¿Qué piensas de él ahora?

—Lo mismo de siempre. Mi relación con Ethan ha sido más fraternal que romántica, desde mi punto de vista —resoplé, devolviéndole el celular.

Tenía que admitir que me sorprendió verlo en esas con Liz, aunque ya lo veía venir porque ellos dos eran cercanos.

Aun así, no me importó verlo en esa situación. Más bien, me sentía aliviada al saber que Ethan me olvidó y consiguió a otra persona.

—Ya veo —murmuró—. ¿Quieres que siga espiándolo?

—En primer lugar, ¡nunca me dijiste que lo espías! —me quejé—. Deja de hacerlo, Chris. Él ya no tiene nada que ver conmigo... Ni contigo.

Sonrió.

—Lo que usted diga, mi reina —Lanzó un beso al aire.

Dios, mi corazón quería salirse por su culpa. Me había puesto de mal humor porque quería hablarle seriamente para decirle lo que sentía por él, pero me desvió el tema.

Atrapada por el mafioso millonarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora