Lilia.
El día de la gala benéfica y mi posible huida había llegado. Me miré una última vez en el espejo con el vestido que compró Chris para mí.
Era de una tela brillante y roja, que combinaba con mi labial tan intenso que hasta a mí me chillaba. Mi figura esbelta se resaltaba gracias a lo apretado que estaba.
Tenía que admitir que ese corte no me quedaba mal, era cómodo y me cambiaba totalmente la cara.
La puerta se abrió.
—¿Estás lista? —preguntó Chris, sacudiendo su esmoquin.
Me quedé sin habla al ver lo sexy que le quedaba ese traje formal con corbata y el cabello bañado en gel, porque estaba acostumbrada a verlo despeinado.
Miró el reloj en su muñeca.
—El chófer nos está esperando —comentó.
—¿No manejas tú?
—Sí, pero llegaremos en una limusina porque habrá una alfombra roja por donde tendremos que entrar —explicó, acercándose a mi—. Te recomiendo que agaches la cabeza para las fotos.
Parpadeé varias veces.
—¿Eres popular o qué? —inquirí, aturdida—. No creo que los periodistas quieran tomarle fotos a un mafioso como si fuera una persona famosa.
—Soy el que dio la mayor donación de en la gala. Aunque no lo creas, las donaciones van para un hospital infantil en donde la mayoría de los niños tienen cáncer —resopló, con una mano en la cintura—. No soy tan malo como crees. Quise donar la mayor cantidad de dinero en ellos.
—Dinero que consigues de forma ilegal —Lo fulminé con la mirada.
—Shh —Sacudió las mangas de mi vestido y me obligó a verlo—. Eso no es lo importante. Ahora, tu nombre para los desconocidos será Lili, ¿vale?
Palmeó mis hombros.
—¿Y el tuyo cuál es? Porque no creo que uses tu nombre real para el ojo público. Te delatarías —Fruncí el ceño.
Él sonrió con diversión.
—Me conocen como Christian, dueño del bar más popular de esta ciudad: El Oasis —informó—. Para muchos, mi apellido es un secreto.
—Vaya nombre más anticuado.
—Lilia, cariño, no me trates así —Arrugó la boca, decepcionado—. Siento que estás poniendo una pared entre nosotros a pesar de que sabes que pronto nos casaremos.
—¡¿A qué te refieres con pronto?! —exclamé, tragando saliva.
—En unos meses, cuando las aguas se calmen en tu ciudad. No queremos que reconozcan a la novia como la hija de Jax Brown —Puso el dedo índice en su boca.
Bufé.
—Me estás obligando, Chris —dije—. No pienso verte con otros ojos por ese hecho.
Él tomó mi barbilla con delicadeza.
—Tarde o temprano caerás rendida ante mis encantos, Lilia Brown —Su aliento chocó con mi nariz.
Sus ojos seductores y llenos de oscuridad me hicieron ahogar un suspiro. Mi respiración se volvió entre cortada porque por alguna razón, mi corazón estaba descontrolado por su culpa.
Esos carnosos y húmedos labios estaban a solo centímetros de los míos, buscando el acceso. Apreté mi boca para darle a entender que no quería, y él se alejó con una risa.
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Atrapada por el mafioso millonario
Roman d'amourLilia y Chris hicieron una promesa de casarse cuando eran niños, pero la vida los separó y ella olvidó esa promesa. Años después, Jax Brown compromete a su hija con Ethan Watson, un viejo amigo de la familia que ha regresado del extranjero. A medida...