Capítulo 43: Mala noticia

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Chris.

Estaba de camino a la habitación de Lilia, le había dicho que iba después porque fui a recoger un ramo enorme de rosas solo para ella.

—¿Crees que sea exagerado? —le pregunté a Deus.

—Mi hermanito está completamente enamorado —se burló, caminando junto a mí—. Espero que no te moleste mi compañía, me agradaría ver su reacción.

—Sigues siendo igual de entrometido en mi vida que cuando recién me adoptó Charles —Negué, acomodando una rosa.

¿Le gustaría? ¿Qué pensaría de mí luego de regalarle flores? Jamás imaginé que haría algo cursi como eso, pero se trataba de ella... Hacerla feliz era mi prioridad.

Me dolería tanto verla deprimida, así que me esforzaría al máximo para que eso no sucediera.

—Jamás olvidaré ese día —Sus ojos oscuros se iluminaron—. No sabes cuánto me emocioné al verte, y más cuando Charles me dijo que te tratara como a un hermano menor.

Deus me rodeó con su brazo y despeinó mi cabello con diversión, yo tuve cuidado de que el ramo no se dañara, era más grande que mi cara.

—A veces tu personalidad es parecida a la de un niño —mascullé, tratando de zafarme de su agarre.

—Es que te quiero, Chris —Hizo una mueca dramática en su boca—. ¿Qué vas a decir tú? Si seguramente te comportas como un niño cuando estás con Lilia.

Eché su rostro hacia un lado cuando se acercó demasiado para juzgarme con sus ojos.

—Eso no te incumbe —Carraspeé, avergonzado.

—Mmh, no me incumbe —Entre cerró sus ojos—. Fingiré que no te acabas de sonrojar —Me dio un leve golpe en el pecho y se alejó.

Inhalé hondo.

Llegamos al frente de la habitación de Lilia, y yo le pedí ayuda a Deus para que él fuera el que llevara el ramo, ya que planeaba decirle algunas palabras románticas.

—¿Estás listo? —pregunté.

—Solo llevaré el ramo, no es tan di...

Deus no terminó de hablar cuando la puerta se abrió de golpe y ambos nos sobresaltamos. Lilia estaba con el rostro empapado en lágrimas y el poco rímel corrido.

¿Q-qué?

Ella se lanzó sobre mis brazos y se dejó caer sin fuerzas, dejándome confundido por su actuar.

¿Qué le había pasado?

—¡¿Lilia?! —Deus reaccionó primero que yo, ya que me quedé pasmado.

Él se acercó a nosotros y trató de revisar que ella no tuviera ninguna herida. Yo espabilé, mis manos sujetaron sus caderas para levantarla, ya que sus piernas habían flaqueado.

—¡C-Chris! —sollozó, destrozada—. M-mi padre... Tienes que llevarme con él, te lo suplico.

Lilia estuvo a punto de arrodillarse y la detuve. Quedé impactado por la agonía que tenía en su expresión, era como si le hubieran arrancado un pedazo de su ser.

—Necesito que te relajes un poco y me cuentes qué sucede, ¿sí? Prometo que te ayudaré —le pedí, dándole un fuerte abrazo.

Miré a Deus, él estaba tan conmocionado como yo ante la situación. Se mordió una uña y luego un bombillo se encendió en su cabeza, porque empezó a revisar su celular con desespero.

—M-mi padre... —balbuceó, sin soltarme.

—¿Jax? ¿Pasó algo con Jax? —interrogué.

—Está en el hospital —respondió mi hermano, tragando saliva—. Acabo de buscar las noticias más recientes sobre Jax Brown y fue víctima de unos hombres armados.

Mi mandíbula se tensó porque no tuve ni que pensar en quién había sido. Si Jax estaba herido, significaba que alguien trató de matarlo justo a él, ¿no?

¿Y quién más podía haber sido?

Alexander Collins.

Ese hombre era el único que fue capaz de ofrecerme una gran suma de dinero por desaparecer a Jax, no había dudas de que se trataba de él.

—¿Él está bien? —inquirí, acariciando la cabeza de Lilia porque su llanto aumentó.

Deus tuvo que dejar el ramo de lado, ya después se lo daría en un mejor momento. Lilia estaba rota por dentro por culpa de un maldito, si lo hubiera silenciado antes, eso no estaría ocurriendo.

—Hay rumores de que Jax está en una situación crítica, otros post dicen que no le sucedió nada grave. No han querido dar detalles al respecto, salvo un video que está recorriendo internet, donde se ve que le disparan a Jax en un restaurante —informó el pelinegro, frunciendo el ceño—. ¿Cree que fue Alexander? No puedo distinguir a quién contrató, pues los culpables están vestidos de negro.

—Por ahora no importa a quién haya contratado, luego me encargo de Alexander para que no cause más problemas como estos —dictaminé, decidido en acabar con él—. No permitiré que hagan llorar a Lilia de esta manera.

Ella levantó con debilidad su mentón, mirándome con los ojos aguados.

—P-por favor... Llévame a ese hospital —Tiró de mi camisa con ambas manos.

Me dispuse a no hacerla sufrir, no importa si eso significaba tener que llevarla yo mismo a la ciudad de Colorado.

Sequé su mejilla con la yema de mi dedo.

—Pequeña... Voy a llevarte a ver a tu padre, pero tenemos que pasar desapercibidos, ¿comprendes? —murmuré.

—¿V-va a arriesgarse así? —titubeó Deus, horrorizado.

—Una gorra es suficiente para cubrir mi cabello —afirmé, mirándolo—. Además, Lilia tiene que saber cómo se encuentra su padre.

Me apretujó con sus dos delgados brazos y hundió su cabeza sobre mi pecho, eso me demostraba lo agradecida que estaba conmigo.

Sonreí, porque sin darme cuenta, me gané la confianza de Lilia, y ella se ganó la mía. No iba a prohibirle ver a su familia, ya que mi prioridad era ver su hermosa sonrisa.

—Yo los llevaré —resopló él, derrotado.

—No, Deus. Necesito que te quedes y estés a cargo mientras no estoy —refuté.

—¿Qué? —Me vio en descontento—. No puedo dejar que vayan solos, ¿y si sucede algo? ¿Y si los descubren?

—Sé que te preocupo, hermanito —Ladeé la sonrisa—. Pero no podemos dejar a los nuestros sin un líder, ¿entiendes? No sé cuánto podamos tardar.

Él se encogió de hombros.

—¿De verdad iremos? —cuestionó Lilia, sin poder creerlo.

—Te llevaré, solo... No vayas a contarles sobre mi verdadera identidad, por favor —Hundí ambas cejas.

Le estaba dando tanto poder a Lilia, que ella era capaz de destruirme si lo deseaba. Y es que, no me importaba que lo hiciera... Yo la necesitaba conmigo, porque ella era esa luz en mi camino.

—¡Muchas gracias, Chris! —Volvió a abrazarme con fuerza.

—Uff, no dudes en mantenerme al tanto de lo que suceda —Deus me amenazó con el dedo—. No quiero que les pase nada malo, a ninguno.

—Prometo que no los traicionaré —habló ella, viendo a Deus—. Sé que todavía no confías tanto en mí como lo hace Chris, y tal vez no soy buena cumpliendo mis promesas... Pero esta vez es diferente. Voy a defenderlos a toda costa, se los juro.

Ella se separó de mí y puso su mano sobre su pecho.

—En cierta parte, me alivia saberlo, cuñis —bromeó Deus, negando con la cabeza—. Por favor, cuida de Chris y no le hagas daño, o tendré que matarte con mis propias manos.

—Deus —lo regañé.

—Debes quererlo muchísimo —habló Lilia—. No romperé mi promesa esta vez.

Ella secó sus lágrimas como pudo y yo me preparé mentalmente para acompañarla de regreso a su ciudad natal.

¿Qué era lo peor que podía pasar?

Atrapada por el mafioso millonarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora