Capítulo 33: Vulnerable

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Chris.

Lo que vi me dejó frío, pasmado y pálido por no poder creerlo. Mi mente se había quedado en blanco, hasta que Lilia me hizo reaccionar y la saqué a la fuerza de ese lugar antes de que me volviera débil.

Mi corazón estaba latiendo más  rápido que nunca, y al mismo tiempo mis manos temblaban de pudor. ¿Qué hacían ahí? ¿Por qué no estaban muertos?

—¡Me estás lastimando! —se quejó, la solté de golpe.

Definitivamente, yo era el peor por no haberme dado cuenta de que hice mucha presión en Lilia por la rabia que sentía.

Mi mundo se desmoronó, y antes de poder llegar a mi auto, me dejé caer de rodillas en el duro suelo de cemento. Por suerte, no habían personas pasando por el estacionamiento.

—¡¿Chris?! —Lilia se agachó, con su mano en mi espalda.

Su ceño estaba fruncido y se veía asustada. Yo no podía formular alguna palabra porque, ¿cómo le decía que vi a unas personas que tenían que estar muertas? ¿Ya estaba delirando?

Cubrí mi rostro con ambas manos, encogido para más seguridad.

—Y-yo... Lo siento —Me disculpé, ella no se merecía ver mi lado frágil.

Además, tenía la oportunidad de escaparse y huir lejos, porque yo no había mandado a mis hombres a vigilar las zonas cercanas a nosotros.

¿Por qué no lo hacía?

—Chris, si no me dices qué fue lo que viste, no podré ayudarte —Inclinó ambas cejas, molesta.

—¿Te das cuenta de que puedes aprovechar mi debilidad y escapar? No te detendré —murmuré, cabizbajo.

Los ánimos se me habían ido hasta el suelo solo por ver a esas tres personas juntas, sobre todo a él. Mi familia anterior... Esa que me adoptó cuando estuve en el orfanato, esa misma de la que hui y gracias a eso Charles me encontró.

—Te voy a levantar —Ignoró lo que le dije y apoyó mi brazo sobre sus hombros para ayudarme.

—Estás loca —Me reí sin fuerzas

Una parte dentro de mí estaba saltando de alegría porque Lilia había decidido quedarse.

—El auto está a unos pasos, si quieres puedo manejar yo —informó, caminando con parte de mi peso.

Curveé una sonrisa.

¿Por qué algo que sucedió hace tantos años me estaba afectando? Si dejaba que Lilia viera mi debilidad, estaría perdido...

Ella me subió en la parte del copiloto, se tomó en serio lo de conducir por su cuenta

—¿Conoces la ciudad? —pregunté.

—No, pero tú puedes indicarme.

—Lilia, no tienes que hacer esto. ¿Vas a llevarme con la policía? —resoplé, volviéndome pequeñito en el asiento.

Me miró de reojo con indignación.

—¿No confías en mí? Porque fuiste el primero en decir que teníamos que crear confianza entre nosotros antes de casarnos —soltó, dejándome anonado.

Parpadeé varias veces.

—¿C-casarnos? ¿Quieres casarte conmigo? —balbuceé.

—No tengo opción —suspiró.

¿Qué mosca le había picado?

—Lilia, cruza a la derecha, hay un hotel en donde podemos terminar nuestra cita —señalé la dirección.

Atrapada por el mafioso millonarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora