Chris.
Estaba en la sala de reuniones junto a mis colegas más cercanos; Deus y los cabecillas de cada grupo de soldados que disponía la familia Benett.
A pesar de que todos tenían sus propios apellidos de nacimiento, el "Bennet" se les agregaba como segundo apellido, atándolos a nosotros.
—Está claro que Viktor irá a la gala benéfica, ese hombre no se pierde ningún evento que usted hace, jefe —Elisa rodó los ojos, con fastidio.
Todos estábamos claros que Viktor, conocido por los policías y el gobierno como El Cuervo, quería apoderarse de nuestro territorio desde hace años, incluso una vez trató de bombardear la antigua mansión de mi padre adoptivo, Charles.
—No hay que preocuparse por él. No hará nada estúpido porque esa sala de eventos estará repleta de aliados nuestros —informé, juntando ambas manos sobre la mesa—. Lo importante es el negocio que se llevará a cabo esa noche.
—Me encargaré de acompañar a Deus para que no traten de estafarlo —Se burló Damián, otro cabecilla.
—En primer lugar, odio zanjar asuntos que tengan que ver con el tráfico de drogas —Mi compañero arrugó la nariz con asco.
—Y eso que eres un alcohólico —refutó Elisa, apoyando a su colega—. ¿Qué hay de diferente en las drogas y el alcohol? Ambos son vicios que a una persona le cuesta dejar.
—Basta de hablar sobre eso —intervine—. Lo importante es llegar a un acuerdo que no llame mucho la atención. El hombre que se convertirá en nuestro asociado nos ofrece una gran cantidad de dinero con tal de que nuestros soldados puedan transportar el cargamento a la ciudad de Colorado sin ser descubiertos.
—El lado bueno es que la policía estará de nuestro lado en la gala —La pelirroja inhaló hondo.
—Son policías comprados, saben que les irá mal traicionarnos después de haber aceptado tanto dinero de nuestra parte —argumentó Deus, sacudiendo su mano.
—Maldito Chris, tienes a toda la ciudad comiendo de la palma de tu mano. Eres el puto amo —Damián ladeó la sonrisa.
—Mañana será la gala. Ya todos saben qué deben hacer y qué no. La presencia de Viktor es lo de menos, pero mandaré a alguien a vigilarlo para estar seguros —comenté, sintiéndome un poco estresado.
Tenía que ir a ver a Lilia después de la reunión porque necesitaba hablar con ella sobre su nuevo aspecto. No quería que fuera reconocida por los invitados, ya que las noticias sobre ella seguían siendo virales.
—¿Por qué no lo mata y ya? Así no nos seguiría molestando —bufó la mujer.
Ella era la única cabecilla femenina de la familia. Los demás eran cuatro hombres capacitados para dirigir a los soldados y recibir nuestras órdenes sin rechistar.
—Elisa, no seas tonta —replicó Carlos, frunciendo el ceño—. Asesinarlo significa declararle la guerra a su familia, y por muy pequeños que sean en esta ciudad, estamos tratando de evitar precisamente ganar más enemigos.
No tenía fallas en su lógica.
—Lo que dice Carlos es cierto, no buscamos ganarnos el odio. Al contrario, lo mejor es aplastar a los grupos más pequeños para que colaboren con nosotros y no intenten superarnos, ¿entiendes? —hablé, cruzado de brazos.
—Pero la familia Rosset no es ningún grupo pequeño. Todos aquí sabemos que ellos quieren arrebatarnos el liderazgo en este mundo y quedarse con el territorio —expresó ella, tocando la mesa con su dedo—. Han sido nuestro principal enemigo desde que Charles aún vivía. Ellos no van a cooperar por mucho que le roguemos.
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Atrapada por el mafioso millonario
RomanceLilia y Chris hicieron una promesa de casarse cuando eran niños, pero la vida los separó y ella olvidó esa promesa. Años después, Jax Brown compromete a su hija con Ethan Watson, un viejo amigo de la familia que ha regresado del extranjero. A medida...