Destinados al Infierno

Capítulo 8: Celos infernales

Capítulo 8: Celos infernales

Esa sombra empezó a desaparecer y Lucifer pudo captar como lo último que quedaba de esa silueta desapareció por completo. El rey pudo apreciar el sentimiento de enojo y algo más por los aires y soltó una pequeña risa, se despidió de Adam y se dirigió hacia el exterior, era hora de atrapar a un pecador.

Alastor estaba caminando por las calles solitarias de un barrio, estaba enojado, furioso, incontrolable, se la pasaba destruyendo todo a su alrededor con sus tentáculos sombra, no sabía porque tenía ese sentimiento. Al ver al rey cantando y bailando con el primer hombre, riendo y festejando le dio una fuerte migraña, sintió como le perforaron su cabeza, pero también su pecho.

Habían estado peleando y tomando copas, pero cantando y bailando estaba fuera de su lista de actividades con el rey, o al menos eso pensaba, porque cuando vio a Lucifer con Adam, quería estrangular al primer hombre, pero lo que más deseaba, era que Lucifer le pusiera atención a él y a nadie más.

Ahora era Lucifer quien se estaba ocultando en las sombras de las calles, estaba en modo curioso, quería descubrir no el porqué Alastor los estaba espiando, sino porque estaba furioso, en especial con él, pues no le encontraba el sentido.

Canción: An Unhealthy Obsession (Blake Robinson, 2016).

Alastor: Ellos lo llaman acoso, yo lo llamo amor. Es la única manera para mi. Rellenando papeles, firmando renuncias, pero sigo fuera de su alcance.

Alastor no entendía porque empezaba a cantar, pero necesitaba sacar lo que tenía muy dentro en su interior.

Alastor: Puedo nombrar a tu madre, a tu padre y a la primera mascota que tuviste. Conozco tu lugar favorito para cenar. Cuando tu cheque llega cada semana. Sé que lavas tu ropa los domingos. Y que separas la ropa blanca. Y que tu coche necesita un nuevo neumático. Porque puse esas púas la semana pasada. Tengo un millón de fotografías. Con las fechas en tinta roja. Puse un walkie-talkie en tu habitación para oirte dormir.

Lucifer se sorprendió, él mismo tenía algunos sentimientos por el pecador, pero pensó que era algo pasajero, ahora viendo que Alastor sentía lo mismo, no tendría nada que perder.

Alastor: Todavía no lo sabes, pero me quieres y yo te quiero a ti. Un día tendremos una bonita boda y yo seré tu todo. Estaremos juntos para siempre. Nunca nos separaremos. Tu aún no lo sabes, pero, cariño. Yo ya tengo tu corazón.

Lucifer sonrió, no aguanto más, era tiempo de unirse a Alastor.

Lucifer: Algunos lo llaman acechar, yo lo llamo caminar. Extremadamente cerca. Estoy seguro de que si me sentara y te preguntara, realmente no te importaría. Tu tienes esos ojos que me vuelven loco. Y yo tengo esos ojos para verte dormir. Traje comida y un poco de café. Para mi vigilancia en el árbol fuera de tu casa. ¡Shh!

Alastor quería escapar pero Lucifer le toma su mano y lo atrae a él, ¿Esto era lo que él quería? ¿No? Comienzan a bailar.

Ambos: Tengo que ser tan silencioso como un ratón, o si no llamarás a la policía. Y estaré acabado por algo tan estupido. Como "alterar el orden público". Y pieza por pieza voy coleccionando todas las cosas guedejas atrás. Y cuando no lo haces, revuelvo tu basura para ver que puedo encontrar.

Tanto Lucifer como Alastor estaban tomados de la mano y bailan lento bajo la luz de la luna.

Ambos: Todavía no lo sabes, pero me quieres. Y yo te quiero a ti. Un día tendremos una bonita boda. Y yo seré tu todo. Estaremos juntos para siempre. Nunca nos separaremos. Tu aún no lo sabes, pero, cariño. Yo ya tengo tu corazón.

Lucifer jala a Alastor para que quede a su nivel, se acerca a sus labios, pero esta vez el pecador no lo aceptara, empuja al rey y ambos caen al suelo. El rey lo mira con un poco de enojo, observa atentamente los ojos del pecador y mira cómo están llenos de miedo y confusión.

¿Al? -preguntó Lucifer.

Los ojos del demonio de la radio empezaron a cristalizarse y rápidamente se escapa en sus sombras. El rey suspira.

...

Alastor se encontraba en el pueblo caníbal, estaba corriendo como si no hubiera un mañana, estaba asustado y su corazón latía mil por hora, quería llegar con su amiga Rosie, pero estaba tan cansado que no le quedó de otra que esconderse en un pasillo oscuro, cae de rodillas y comienza a temblar. El pecador esconde sus labios temblorosos con una de sus manos, comienza a llorar y ahora con dos manos ocultaba todo su rostro.

¿Alastor, querido? -preguntó Rosie acercándose a su amigo.

Rosie se hinca y abraza a su amigo, mientras él lloraba y temblaba en sus brazos.

Creo, que es hora -dijo Rosie.

Pero y si él no, y si él está jugando como todos los que me... -decía Alastor.

Él es capaz de iniciar una guerra con el cielo por su hija y por lo que he visto y me has contado, él es capaz de destruir todo el infierno por ti -expresó Rosie.

Pero... -decía Alastor.

Nada de peros, ve con él -ánimo Rosie.

Alastor ya no dijo nada más y solo se dejó ser consolado por una de sus amigas infernales.