Capítulo 36: El acuerdo

52 9 3
                                    


Capítulo 36: El acuerdo


Arriba era el cielo, abajo era el infierno. Lucifer se encontraba afuera de la cabaña, en una banca que se encontraba en el bosque, estaba fumando un cigarrillo, mientras veía como el humo del cigarro se esparcía y desaparecía, pensaba en todas esas cuestiones divinas de sus otros mundos.

Ya eran las dos de la mañana, y aun estaban todos gritando y festejando. Alastor parecía un niño pequeño, después de unos bailes, ya estaba cansado, Lucifer lo llevó a su habitación y lo dejó descansar, se le hacía interesante el cómo se durmió como un tronco, con tanto ruido de los presentes. Beelzebub se encargaba de que todos los invitados al menos hayan probado de todo lo que había para ofrecer, Asmodeo ponía la mejor música y Stolas presumía sus pasos de baile con los humanos.

En serio, ¿Esto es lo que quieres? -pregunto Mammon sentándose al lado de Lucifer y encendiendo también un cigarrillo.

Oh, hola Mario -dijo divertidamente Lucifer.

Que gracioso, ese nombre es ridículo, parece Maria, pero para hombre, aghh -se quejó Mammon.

Es decir virgen, ¿Y no lo eres? Asmodeo, Stolas y Beelzebub no lo son, ¿pero tú? -preguntó Lucifer divertido.

No te diré nada a ti -dijo Mammon comenzando a fumar.

Lucifer sonríe y le da otra inhalación a su cigarrillo, lo suelta- Me alegro que estén todos aquí, gracias.

Mmm -afirmó un poco molesto Mammon.

Así que están aquí -dijo una voz masculina.

Tu... -gruño Mammon.

¿Qué pasa? Pensé que te quedarías en casa decorando, padre -dijo Lucifer mirando a Adam.

Ohhh, sabía que ibas a ceder algún día, mi querido hijo -dijo burlonamente Adam.

¿Qué quieres? -preguntó Lucifer, ahora serio.

Dejame decirte que Sera ya fue capturada -dijo Adam.

Por fin esa perra recibirá su merecido -dijo Mammon.

Oye -advirtió Adam.

¿Qué? Esa perra hizo que disminuyeran mis ventas, claro, como ya no hay pecadores ni diablos, las ventas bajaron -dijo Mammon cruzando sus brazos.

¿Viste a la abuela de Alastor cuando vienes para aca? -preguntó Lucifer.

Si, viene en camino, ya sabes, para llevarse a su nieto lejos y... hacer su cometido -contestó Adam.

Perfecto -dijo Lucifer apagando su cigarrillo y levantándose del banco de madera.

Yo lo dejaría convertirse en pecador -hablo Mammon-, al final está loco, pero es... bueno, te hace feliz.

Gracias Mammon -Lucifer le sonrió.

Adam dirige su mirada de Mammon hacia Lucifer, también opinaba lo mismo que ese pecado capital, sin embargo, hacerle cambiar de opinión al testarudo y orgulloso rey, era imposible. Él siempre buscaba salvarlos a todos, a costo de su propia felicidad. Adam quita su transformación de señor viejo a un chico joven y apuesto.

¿Qué? -preguntó al sentir la mirada de los dos demonios- Alguien tiene que poner un orden en esa alocada fiesta.

Lucifer sonríe y se despide de sus dos amigos.

El bosque estaba cubierto de una espesa neblina, nada se podía ver a sus alrededores, se tenía que conocer de pie a cabeza ese frondoso bosque para no perderse. Pero para una anciana de tercera edad que andaba caminando por el camino con una sonrisa en su rostro, eso no era un problema. La señora se detuvo, al oir un crujido entre los árboles.

Destinados al InfiernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora