Destinados al Infierno

Capítulo 4: La pareja infernal

Primera Parte.

"Del sufrimiento podemos aprender y con el conocimiento podemos continuar. Todo tiene que pasar como debe de pasar. ¿Por qué sucedió esto? Tal vez las estrellas se alinearon o los planetas hicieron Kaboom y con eso las leyes se voltearon, pero nosotros siempre estuvimos destinados a amarnos"

Capítulo 4: La pareja infernal

Al infierno se le podía considerar un lugar espantoso, donde habitaban seres despreciables y personas que hicieron el mal en el mundo humano, un hábitat para mantener encerrados a los habitantes del mal, al menos, eso se pensaba. Todo cambió, cuando la hija del gran soberano Lucifer instaló un hotel que lo cambiaría todo.

Al principio, fue la gran burla del infierno, un lugar que supuestamente iba a redimir tu alma y mágicamente aparecías en el cielo, tanto diablillos nacidos en el infierno como pecadores se burlarón despiadadamente del proyecto de la hija del rey, pero ella siguió adelante. A pesar de haber tenido una madre que la abandonó y sentir que su padre la dejó aun lado, con ayuda de su pareja y amigos que hizo en su camino, pudo tener éxito en su proyecto.

A medida que el proyecto avanzaba, los problemas también avanzaban, así que no tuvo más remedio que comunicarse con su padre para que le ayudará. Al inicio su padre no estaba seguro de la idea, el hombre estaba muy feliz de haber sido invitado por parte de su hija, pero no tenía ninguna esperanza en que el proyecto de su hija progresara en algún futuro, en especial porque a él no le agradaban los pecadores. No obstante, con gritos desesperados, sentimientos revelados y canciones de por medio, finalmente Lucifer y Charlie pudieron hacer las paces.

Hubo una junta celestial, para que se pudiera explicar que las almas de los pecadores podían redimirse y pudieran escapar del fuego infernal, ah, pero ¡sorpresa! Al parecer la masacre que se realizaba cada año en el infierno era un secreto en la ciudad celestial, posiblemente, era una actividad ilegal, pero como ellos son perfectos, ¿Quién se les opondría? No se soluciono nada, los seres celestiales están muy apegados a sus reglas y a sus ideas conservadoras.

La guerra se desató, tanto la dueña del hotel, como sus huéspedes y un grupo muy interesante de personas del infierno, se les unieron en la batalla. Iban ganando, iban perdiendo, mataban ángeles y ellos los mataban, todo dependía de sobrevivir y derrotar a su líder, Adam, el primer hombre. Sin duda alguna, el individuo más fuerte que tenían a su lado era el demonio de la radio, pero al recibir el primer golpe se retiró de la batalla, un pecador y una mascota se sacrificaron por el equipo, cuando Charlie no podía aguantar más, de manera heroica llegó su padre al rescate, jugó un poco con el primer hombre y finalmente lo derrota, por petición de su hija le da misericordia, por otra parte, la mucama del hotel no se lo concedió y lo mató de varias puñaladas. Los ángeles muy enojados aceptaron la derrota y se retirarón.

Charlie estaba triste, ellos habían destruido su hotel y uno de sus huéspedes, como una de sus mascotas fieles habían padecido en la batalla, pero con ayuda de su padre y sus amigos pudieron reconstruir el hotel y seguir con el proyecto.

Todo era perfecto y maravilloso, pero había un pequeño detalle... Lucifer, el rey del infierno y Alastor el pecador se odiaban a muerte. Ambos supuestamente apoyaban el proyecto de Charlie, aunque la verdad Lucifer no estaba del todo de acuerdo, solo quería estar ahí para su hija y Alastor solo se quedó por el entretenimiento y por alguna que otra circunstancia.

El arranque de su relación fue de mal en peor, era un dolor de cabeza para cada uno tener que soportar al otro. Lucifer trató de despedir a Alastor incontables veces y Alastor trató de persuadir a Charlie de que no se necesitaba al rey; ambos fracasaron. En repetidas ocasiones, se intentaron asesinar: depositaban veneno en las comidas y en las bebidas del otro, se ponían trampas como si se tratase de animales, cuando estaban solos se atacaban con todo lo que tenían, pero con un nivel bajo para no destrozar el hotel. No les funcionó nada.

Por petición de Charlie, ambos hombres tuvieron que participar en las actividades de redención, con el objetivo de mejorar el ambiente laboral y por supuesto, aunque fuera con la mínima esperanza, que ambos hombres pudieran llevarse mejor. Primero, fue un dolor de cabeza, pero cuando los dos individuos tomaron esto como una oportunidad para molestarse y humillarse, la cosa cambió.

En las actividades físicas como las de me caigo y me atrapas tomaron la oportunidad de efectivamente atrapar al otro pero para lanzarlo al otro extremo del pentagrama del infierno. En las actividades comunicativas, expresa diez virtudes, con malicia lanzaron cien defectos en formas sarcásticas. En las actividades sentimentales... uhhh, ahi si que casi tuvieron que reconstruir nuevamente el hotel.

Tanto para Charlie, Vaggie y los otros vieron que no había futuro en esos dos, así que decidieron ignorarlos por completo, lo que ellos no sabían es que en realidad el rey y el pecador se había divertido muchísimo en todas esas actividades, soltaron toda su adrenalina, descubrieron datos interesantes del otro e incluso de uno mismo, agrandaban su tolerancia al veneno, se hacían más rápidos y fuertes, y su autenticidad comenzaba a relucir hacia el exterior.

Las noches eran las mejores. Se escapaban del hotel y muy lejos del lugar para no ser atrapados ni ser reprimidos por la princesa, peleaban con todo lo que tenían, aunque era muy obvio que Lucifer no lo estaba dando todo y Alastor soltaba al rey cuando lo atrapaba, fingiendo que se le resbalaba; cualquiera excusa existía entre esos dos, para seguir la batalla.

Generalmente después de una exhaustiva batalla se iban a una colina a beber y a observar detalladamente la luna infernal, mientras hablaban de cualquier cosa. Pero en una de esas noches; tal vez fue la bebida, tal vez fue la intensa batalla que tuvieron hace unos segundos, tal vez se trataba de otra cosa... pero esa noche, con una mirada seductora, un hambre voraz, una sed insaciable, una relamida de labios, un mordisco... Esa noche juntaron sus labios, sus lenguas, juntaron frentes y manos, y finalmente, fusionaron sus cuerpos.

De ahí en adelante, nada fue igual.