Capítulo 32: Era Mi Hermano

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Fui la primera en levantarme, aún envuelta en la calidez del cuerpo de Becky a mi lado. Sabía que le gustaba dormir un poco más, así que traté de no hacer ruido mientras me deslizaba fuera de la cama y me ponía una de sus camisas, que quedaba un poco grande para mí, pero me encantaba cómo olía a ella.

Caminé despacio hacia la sala, mis pies descalzos casi no hacían ruido contra el suelo. El apartamento estaba tranquilo, solo se escuchaba el leve murmullo de la ciudad afuera. Me dirigí a la cocina, recordando que a Becky le gustaba el chocolate caliente por las mañanas. Sonreí para mí misma mientras ponía a hervir el agua.

Mientras el agua empezaba a burbujear, mi mente viajó al sofá donde había dejado mi teléfono anoche. Me acerqué y comencé a buscarlo entre los cojines. "Lo dejé aquí", pensé, frunciendo el ceño al no encontrarlo. Al levantar la mirada, lo vi sobre la mesa del televisor. Suspiré aliviada, pero algo más llamó mi atención.

Allí, junto al teléfono, había una fotografía. Era de Becky y otro chico. Me quedé quieta por un momento, mirándola. El rostro de ese hombre me resultaba extrañamente familiar, aunque no podía recordar de dónde. Fruncí el ceño, tratando de hacer memoria, pero nada venía a mi mente. ¿Lo conocía? ¿Lo había visto antes en algún lugar?

Mi mirada se desvió hacia una carpeta azul que estaba debajo de la foto. No había estado ahí anoche, o al menos no me había fijado. Algo en mí sintió curiosidad. Sin pensarlo mucho, extendí la mano hacia la carpeta, queriendo echar un vistazo a lo que contenía. Justo cuando estaba a punto de abrirla, una mano firme me la arrebató.

Di un pequeño brinco, sorprendida.

—Eso no lo puedes abrir —la voz de Becky sonaba tranquila, pero firme.

La miré, aún un poco sorprendida. Estaba de pie frente a mí, sonriendo como si no fuera nada. Su sonrisa era encantadora, pero había algo en sus ojos, algo que me hizo sentir un pequeño nudo en el estómago. No era normal que Becky me ocultara algo.

—¿Por qué no? —pregunté, tratando de sonar casual, aunque la curiosidad me quemaba por dentro. Mis ojos viajaron entre ella y la carpeta que sostenía con firmeza.

Becky soltó una pequeña risa, como si mi pregunta no tuviera importancia.

—Son cosas de una mujer —respondió, encogiéndose de hombros, aún sonriendo, pero sin darme ninguna respuesta clara.

Cosas de una mujer. Esa respuesta no me convenció, pero tampoco quise presionar más. Becky siempre había sido reservada con ciertos aspectos de su vida, y aunque a veces me costaba, había aprendido a darle su espacio. Pero esa foto seguía en mi cabeza. Ese chico... ¿quién era?

Asentí lentamente, tratando de sonreír de vuelta, aunque sentía una inquietud crecer dentro de mí.

—Está bien —dije finalmente, aunque algo en mi interior seguía queriendo saber más.

Becky dejó la carpeta a un lado y me rodeó con sus brazos, dándome un beso en la mejilla antes de murmurar:

—Vamos, el chocolate ya debe estar listo.

Con su brazo alrededor de mi cintura, me guió de regreso a la cocina. Pero mi mente seguía en esa foto, y la extraña sensación de que había algo que no me estaba diciendo.

Mientras Becky me llevaba hacia la cocina, no podía quitarme de la cabeza la imagen de esa fotografía. La sonrisa en su rostro era tan relajada, pero yo sentía que algo estaba fuera de lugar. Me detuve por un segundo, suavemente apartándome de su brazo.

—Becky... —comencé, tratando de que mi voz no sonara demasiado inquisitiva—, ¿quién es el chico de la foto?

Becky se detuvo también, su expresión cambió por un breve instante. No era algo grande, pero lo noté. Algo oscuro cruzó por sus ojos antes de que volviera a su usual calma. Suspiró suavemente, como si estuviera decidiendo cómo responder.

—Ese chico... —dijo, con una voz más suave de lo que esperaba— es mi hermano.

Mis ojos se agrandaron de sorpresa. Había estado con Becky durante tanto tiempo, pero ella nunca había mencionado a un hermano. Me quedé en silencio, esperando que continuara.

—Murió hace unos meses —añadió, con un tono que ahora estaba cargado de una tristeza y enojo profundo que nunca antes había escuchado en ella.

De repente, todo cobró sentido. La forma en que se había comportado estos últimos meses, las noches en las que la encontraba despierta, perdida en sus pensamientos. Becky siempre había sido una persona fuerte, alguien que enfrentaba la vida con valentía, pero en ese momento, vi la vulnerabilidad detrás de su sonrisa. El dolor que había estado guardando, sin compartirlo conmigo.

—No sabía que tenías un hermano… —murmuré, sintiéndome culpable por no haberlo notado antes.

Becky simplemente asintió, sus ojos fijos en el suelo. Tomó aire lentamente antes de mirarme de nuevo, su sonrisa forzada.

—Nunca hablo de él. Pero... lo quería, lo quería mucho y por culpa de... —dejó de hablar como si hubiera reaccionado ante las palabras que podrían haber salido de sus labios.

—¿Por culpa de qué? —pregunté intrigada.

—No, de nada. —sonrió.

No supe qué decir. Quería abrazarla, consolarla, pero algo en su mirada me hizo pensar que no era el momento. En lugar de eso, me acerqué lentamente, tomando su mano.

—Lo siento, Becky. Si alguna vez quieres hablar de él, estoy aquí para ti —le dije suavemente, esperando que supiera que no tenía que cargar con eso sola.

Ella apretó mi mano y me dio una pequeña sonrisa, aunque seguía siendo triste. Asintió antes de volver a guiarme hacia la cocina.

—Gracias, Freen —susurró—. Pero por ahora, prefiero no hablar de él.

Y aunque su respuesta fue suficiente por el momento, no podía evitar sentirme más conectada a ella. Había tanto en Becky que aún no conocía, y sabía que eventualmente ella me dejaría ver más de esa parte de su vida. Por ahora, solo me quedaba ser paciente y estar a su lado.

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⏰ Última actualización: 4 days ago ⏰

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Entre La Venganza Y El AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora