CAPÍTULO XXII - CORAZÓN ROTO

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Nos encontrábamos Blaise, Theo, Hermione y yo en la alta torre, el lugar donde siempre nos reuníamos en secreto

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Nos encontrábamos Blaise, Theo, Hermione y yo en la alta torre, el lugar donde siempre nos reuníamos en secreto. El viento fresco se colaba entre las piedras antiguas, pero ni siquiera el aire fresco lograba disipar la tensión creciente que todos sentíamos. La conversación, como casi siempre últimamente, giraba en torno a Umbridge y las reglas cada vez más restrictivas que seguía imponiendo en Hogwarts.

- Esto es inaudito —refunfuñó Hermione, cruzando los brazos con fuerza mientras caminaba de un lado a otro, claramente irritada—. Una cosa es que pongan más reglas absurdas, pero ¿interrogar a cada estudiante? ¡Eso ya es una locura! ¡Se ha vuelto completamente dictatorial!

- Mi padrino me dijo que Umbridge está utilizando Veritaserum para sacar información de los estudiantes —dije, con voz grave. Las miradas de desconcierto se apoderaron de todos, pero Hermione fue la primera en reaccionar. Su cara se transformó, pasando de la sorpresa a una furia justificada en cuestión de segundos.

- ¡Eso es completamente ilegal! —exclamó con rabia e indignación —. ¡Somos menores de edad! ¡No puede hacer eso! —La preocupación se reflejaba en su rostro, y aunque intentaba mantenerse racional, era obvio que el miedo comenzaba a apoderarse de ella.

Antes de que pudiera responderle o tranquilizarla, el sonido de pasos apresurados nos hizo girar la cabeza. Pansy apareció corriendo, interrumpiendo la conversación bruscamente. Respiraba entrecortada, y su expresión urgente dejaba claro que traía malas noticias.

- ¡Oye! ¿Escucharon lo último? —preguntó Pansy, aún sin aliento, deteniéndose frente a nosotros mientras intentaba recobrar el aire.

- ¿Estás bien? ¿Por qué vienes así? —preguntó Theo, extrañado por su prisa. Pansy tomó una gran bocanada de aire antes de soltar la noticia.

- Umbridge acaba de decretar que va a crear un Grupo Inquisidor —anunció con voz firme, pero aún agitada

- Lo que faltaba —murmuró Hermione, más irritada que nunca. Cruzó los brazos con más fuerza, claramente frustrada—. Ahora, ¿Qué vamos a hacer? Esto se está saliendo de control.

- Tranquila —dije, acercándome a Hermione. Le tomé suavemente la mano, dándole una pequeña caricia, intentando calmarla. Su expresión, aunque furiosa, se suavizó ligeramente ante mi gesto—. Tengo una idea. Los chicos y yo nos uniremos a esa brigada inquisitorial para despistarla desde dentro. Así ustedes podrán seguir con lo que están haciendo sin que los molesten. Seremos sus ojos y oídos. - Hermione me miró sorprendida.

- ¿Harían eso? —preguntó mientras sus ojos se fijaban en los míos con una mezcla de sorpresa y alivio.

- Sí, lo haríamos —confirmé, observando las caras de Theo y Blaise, quienes asintieron en señal de acuerdo. Sabíamos que estábamos jugando un juego peligroso, pero también sabíamos que era necesario—. Al infiltrarnos, podremos mantenernos un paso adelante. Sabremos sus planes antes de que los lleven a cabo y podremos alertarles si las cosas se complican demasiado. Además, estaremos ahí para desviar cualquier atención que caiga sobre ustedes.

𝒜𝓂𝑜𝓇 𝒮𝑒𝒸𝓇𝑒𝓉𝑜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora