Una leona y una serpiente.
Enemigos de sangre.
Un amor prohibido.
Una historia totalmente diferente.
"𝘚𝘰𝘭𝘰 𝘭𝘢 𝘭𝘶𝘯𝘢 𝘴𝘢𝘣𝘦 𝘭𝘰𝘴 𝘮𝘰𝘮𝘦𝘯𝘵𝘰𝘴 𝘲𝘶𝘦 𝘩𝘦𝘮𝘰𝘴 𝘷𝘪𝘷𝘪𝘥𝘰 𝘺 𝘭𝘢𝘴 𝘷𝘦𝘤𝘦𝘴 𝘲𝘶𝘦 𝘩𝘦 𝘴𝘶𝘴𝘱𝘪𝘳𝘢𝘥𝘰 𝘱𝘰𝘳 �...
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- ¡Siéntense, por favor! – gritó Dumbledore, intentando hacerse oír sobre el bullicio que llenaba el Gran Comedor. Los estudiantes estaban de pie, charlando animadamente y moviéndose de un lado a otro – Llegó el momento que todo esperaban... - Poco a poco, el ruido disminuyó y todos comenzaron a tomar asiento. Las largas mesas de Hogwarts estaban llenas de estudiantes curiosos y emocionados por que pronto se iba a saber la verdad – los campeones serán elegidos.
Había tanta gente en el Gran Comedor que nos tuvieron que reubicar. Pusieron unas escaleras adicionales para acomodarnos mejor. A la derecha, se encontraban los Gryffindor, y a la izquierda, los Slytherin.
- ¡El campeón de Durmstrang es Viktor Krum! – anunció Dumbledore con su voz que resonaba en el Gran Comedor mientras sostenía el papel que había salido del cáliz. Rodé los ojos ante la previsible elección, mientras la multitud estallaba en aplausos y gritos de emoción.
- Parece que las chicas estarán aún más emocionadas ahora. Si antes tenía pretendientes, ahora va a tener más – comentó Blaise con una sonrisa traviesa, lo que me hizo girarme para lanzarle una mirada seria. Su expresión se volvió seria de inmediato, como si hubiera entendido que no era el momento adecuado para ese tipo de comentarios.
Con nuestra nueva ubicación en las escaleras, Theo y Blaise quedaron justo detrás de mí, mientras que Pansy se situaba a mi derecha. La disposición nos permitía una vista clara del Gran Comedor y de todos los alumnos reunidos en él.
- ¡La campeona de Beauxbatons es Fleur Delacour! – anunció Dumbledore una vez más, los estudiantes estallaban en alegría y aplausos, sobre todo las del colegio francés - ¡El campeón de Hogwarts es Cedric Diggory! – finalizó Dumbledore, y el Gran Comedor se llenó de vítores y aplausos, con la excepción de los Slytherin. Ninguno de nosotros había sido elegido como campeón, aunque era de esperarse - ¡Excelente! Ya tenemos a los tres campeones. Pero al final, sólo uno pasará a la historia. Sólo uno levantará este cáliz de los campeones. Esta vasija de la victoria. ¡La copa de los tres magos! – dijo Dumbledore mientras levantaba el manto que tapaba dicha copa.
- Draco, mira el cáliz. - Theo me susurró al oído, atrayendo mi atención hacia la llama azul del cáliz, que empezaba a formar círculos, al igual que con los otros campeones, pero luego cambió a una llama roja. La impresión fue tal que Dumbledore tuvo que volver la mirada para observar de cerca lo que sucedía. Las llamas crecieron hasta que soltaron un papel que voló hacia las manos del director.
- Harry Potter - susurró, aunque estábamos lo bastante cerca como para escucharlo. Ante esa mención, Pansy apretó fuertemente mi mano, consciente de lo que estaba ocurriendo - Harry Potter - repitió. Sin embargo, Harry estaba paralizado, indeciso entre avanzar o quedarse donde estaba - ¡Harry Potter! - lo llamó Dumbledore con más fuerza.
Mi mirada se desvió hacia donde se encontraba el susodicho y lo vi. Hermione estaba tirando de su camisa, instándolo a reaccionar y dirigirse hacia el director. Harry comenzó a avanzar hacia el profesor mientras todo el Gran Comedor lo observaba con desdén y murmuraba acusaciones de trampa, mientras los profesores parecían perplejos por lo que estaba ocurriendo. Finalmente, Harry se adentró por la puerta por la que habían entrado los otros campeones.
