-¿Has hablado con ella? —me preguntó Theo mientras escuchábamos a Dumbledore darnos la bienvenida a este nuevo año escolar.
- Si te refieres a si he hablado con ella para explicarle lo que pasó en el campamento, sí. Pero si te refieres a explicarle la verdad sobre Pansy, no —le respondí, girando nerviosamente el anillo familiar que llevaba en mi mano derecha.
- ¿Cuándo le vas a decir la verdad, Draco? —preguntó esta vez seriamente Blaise, sus ojos oscuros fijos en los míos, buscando respuestas.
- No lo sé —les respondí en un susurro, sintiendo el peso de la culpa en mis hombros.
- Tienes que aclararle las cosas, Draco. La lastimaste mucho y ella piensa que fue a propósito —comentó Theo con seriedad.
- Lo sé... Sin embargo, algo me dice que algo muy grande va a pasar este año —dije mientras sentía un escalofrío recorrer mi espalda.
- Te entiendo. Yo también siento eso. En mi casa, todo ha estado muy extraño desde el Mundial de Quidditch —dijo Blaise, compartiendo su inquietud.
- Yo también siento lo mismo —agregó Theo. Sus comentarios llamaron mi atención, obligándome a mirarlos con más detenimiento.
- ¿Por qué lo dices? —pregunté con curiosidad, queriendo indagar más.
- Mi padre no dejaba de salir de casa; había noches que llegaba de madrugada, casi al amanecer —dijo Blaise, describiendo una situación que me resultaba familiar.
- El mío también. Lo más raro es que cada vez que veía a mis padres hablando, estaban susurrando y se callaban cuando me veían —añadió Theo.
- Los tres sabemos el motivo de todo esto. Sin embargo, no queremos admitirlo, ya que, si sucede, nuestras vidas cambiarán por completo —comenté, mirándolos seriamente. Ambos asintieron cabizbajos, compartiendo el mismo temor.
Estas últimas semanas habían sido muy extrañas. Mi padre no me dejaba salir de la mansión, ni siquiera para ver a Theo o Blaise. Me obligaba a leer libros de magia oscura y me entrenaba sin descanso en Legeremancia y Oclumancia. Pero eso no era lo peor. Cuando cometía un error, me castigaba con Cruciatus, aunque sabía que muchas veces se desquitaba conmigo por cosas que lo habían enfurecido y que no tenían que ver conmigo.
- Demos la bienvenida a las bellas señoritas de la Academia de Magia Beauxbatons y a su directora, Madame Maxime —dijo Dumbledore, interrumpiendo mis pensamientos.
Automáticamente, las puertas del Gran Comedor se abrieron y el lugar se llenó de murmullos y expectación. Las alumnas de Beauxbatons marcharon en fila, moviéndose con una gracia y coordinación notables. Vestidas con capas de seda azul claro que flotaban alrededor de ellas con cada paso, capturaban la atención de todos en Hogwarts, especialmente la de los chicos, quienes no podían evitar embelesarse cuando las chicas se inclinaban y suspiraban mirándolos.
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𝒜𝓂𝑜𝓇 𝒮𝑒𝒸𝓇𝑒𝓉𝑜
RomansaUna leona y una serpiente. Enemigos de sangre. Un amor prohibido. Una historia totalmente diferente. "𝘚𝘰𝘭𝘰 𝘭𝘢 𝘭𝘶𝘯𝘢 𝘴𝘢𝘣𝘦 𝘭𝘰𝘴 𝘮𝘰𝘮𝘦𝘯𝘵𝘰𝘴 𝘲𝘶𝘦 𝘩𝘦𝘮𝘰𝘴 𝘷𝘪𝘷𝘪𝘥𝘰 𝘺 𝘭𝘢𝘴 𝘷𝘦𝘤𝘦𝘴 𝘲𝘶𝘦 𝘩𝘦 𝘴𝘶𝘴𝘱𝘪𝘳𝘢𝘥𝘰 𝘱𝘰𝘳 �...