CAPÍTULO XIV - LA PRUEBA FINAL

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Hogwarts estaba de celebración

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Hogwarts estaba de celebración. A medida que los campeones hacían su entrada, la banda del colegio tocaba animadamente, y los estudiantes de cada colegio agitaban pancartas y gritaban en apoyo a sus candidatos.

Desde aquel día, no había logrado hablar con Draco. No respondía a mis cartas y parecía estar evitándome deliberadamente. Intenté hablar con Pansy y Theo también, pero siempre tenían alguna excusa: "Voy tarde a clase" o "Estoy ocupada con trabajos".

Ahora, me encontraba en las gradas de Gryffindor junto a Ron, Neville y Seamus, listos para animar a Harry en la prueba final. El campo de Quidditch había sido adaptado para la ocasión, con gradas más pequeñas que hacían que todo se sintiera más íntimo. Mis ojos, sin embargo, se desviaban de vez en cuando hacia las gradas de Slytherin, donde Blaise, Theo, Pansy y Draco conversaban entre ellos. Estaban dos niveles debajo de mí, lo que me permitía observarlos sin que nadie sospechara.

- ¡Campeones, prepárense! - gritó Dumbledore, tras darles unas últimas indicaciones en privado.

Automáticamente, Cedric Diggory se abrazó con fuerza a su padre, mientras Harry permanecía quieto al lado de Moody, apretando su varita en la mano derecha, un gesto que delataba sus nervios. Sin dudarlo, me levanté junto a Ron, Neville, y Seamus para aplaudir y darle ánimos. Nuestros gritos captaron la atención de Harry, quien nos dedicó una leve sonrisa de agradecimiento.

- ¡A la cuenta de tres! Uno... - empezó a decir Dumbledore, pero fue interrumpido abruptamente por el estruendo del cañón de Argus Filch, que lo disparó antes de tiempo, provocando la molestia del director. La banda del colegio comenzó a sonar, señalando el inicio de la prueba. Cedric y Harry, comenzaron a avanzar hacia la entrada del laberinto con una determinación palpable.

En el momento en que Harry se adentró en el laberinto, lanzó una última mirada hacia las gradas de Slytherin. Sus ojos se encontraron brevemente con los de Pansy, quien, a pesar de tratar de mantener la compostura, apretaba con fuerza la mano de Draco. El gesto delataba su nerviosismo; aunque intentaba aparentar tranquilidad, la mano temblorosa y el rastro de preocupación en sus ojos traicionaban su verdadera inquietud.

Harry mantuvo la mirada fija en ella un instante más, como si quisiera grabar en su memoria ese último contacto antes de que los grandes muros del laberinto se cerraran detrás de él, ocultándolo de nuestras vistas.

Respiré hondo. A pesar de mi esfuerzo por mantener la calma, una sensación inquietante me decía que algo no estaba bien. Lo confirmé cuando eché una última mirada hacia donde estaban los Slytherin. En ese instante, mis ojos se encontraron con unos grises que tanto extrañaba. Sin embargo, en lugar de tranquilizarme, tanto su expresión como su mirada me hicieron sentir que algo importante se avecinaba.

── ƑLASH ƁAƇƘ ──

Me encontraba en una zona al aire libre de Hogwarts, cerca del campo de Quidditch. El sol de la tarde iluminaba el área con su luz cálida y directa, creando un ambiente acogedor y tranquilo. Mientras Harry entrenaba con su equipo, Ron y yo habíamos decidido aprovechar el tiempo para hacer la tarea en uno de los bancos.

𝒜𝓂𝑜𝓇 𝒮𝑒𝒸𝓇𝑒𝓉𝑜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora