Una leona y una serpiente.
Enemigos de sangre.
Un amor prohibido.
Una historia totalmente diferente.
"𝘚𝘰𝘭𝘰 𝘭𝘢 𝘭𝘶𝘯𝘢 𝘴𝘢𝘣𝘦 𝘭𝘰𝘴 𝘮𝘰𝘮𝘦𝘯𝘵𝘰𝘴 𝘲𝘶𝘦 𝘩𝘦𝘮𝘰𝘴 𝘷𝘪𝘷𝘪𝘥𝘰 𝘺 𝘭𝘢𝘴 𝘷𝘦𝘤𝘦𝘴 𝘲𝘶𝘦 𝘩𝘦 𝘴𝘶𝘴𝘱𝘪𝘳𝘢𝘥𝘰 𝘱𝘰𝘳 �...
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- ¿Draco, qué haces aquí? - pregunté, extrañada.
- Tienes que irte, Hermione - respondió Draco con cara de preocupación mientras me jalaba suavemente del brazo para llevarme lejos del caos.
- ¿Qué está pasando? - pregunté preocupada al ver tanto revuelo a nuestro alrededor.
- Luego te cuento, pero debes salir de aquí.
- ¿Por qué? - le pregunté, seriamente. - ¿Por qué te preocupas por mí? ¿Qué es todo esto? - Sin embargo, cuanto más preguntaba, menos respondía él. Solo tomaba mi mano y me arrastraba lejos del conflicto - ¡DRACO, PARA! - grité, deteniéndome bruscamente para que dejara de jalarme. Ante este hecho, Draco volteó para mirarme con una mezcla de preocupación y molestia - ¿Qué está pasando?
- Hermione, no puedo decírtelo - comencé a protestar, pero él siguió hablando al ver mis intenciones - Te prometo que te lo contaré la próxima vez que nos veamos. Lo más importante ahora es que debemos salir de aquí - dijo, suplicándome con la mirada para que le hiciera caso.
- Draco, sabes que no puedo irme. Tengo que buscar a Harry y a los Weasley; vine con ellos y deben estar preocupados.
- Hermione...
- No. Sabes que nunca los dejaría solos - dije, soltándome de su mano - Además, quedó claro lo que me dijiste aquel día: solo somos amigos, Draco, y prometimos distanciarnos. Más aún ahora que tienes novia - comenté duramente, notando cómo su expresión cambiaba a una de ¿tristeza? Tal vez eran ilusiones mías, ya que, desde aquel beso, nuestra relación había empeorado.
- Hermione, todo tiene una explicación... - trató de acercarse más a mí, pero un grito que conocía perfectamente lo interrumpió.
- ¡Hermione!
- Tengo que irme, me están buscando - dije, y él simplemente me miró y asintió antes de desaparecer ante mis ojos.
- ¡Hermione! ¡Harry! - Respiré hondo para calmar mi respiración y limpié las lágrimas retenidas en mis ojos. Verlo nuevamente hizo que reviviera el último momento donde todo cambió entre nosotros.
Inicié mi camino hacia aquella voz que me llamaba desesperadamente. A medida que avanzaba, veía más gente corriendo y más tiendas incendiadas. Sin embargo, entre la multitud, pude reconocer una cabellera pelirroja que miraba por todos lados.
- ¡Ron! - llamé, y en cuanto pronuncié su nombre, él me miró y corrió hacia mí.
- ¡Hermione! ¿Estás bien? - preguntó, inspeccionándome para asegurarse de que no estaba herida.
- Sí, estoy bien, no te preocupes - respondí con una media sonrisa. - ¿Harry? ¿Y los demás, dónde están? - pregunté, mirando a mi alrededor para ver si venía acompañado.