CAPÍTULO XIII - CELOS

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Nos encontrábamos Pansy, Theo y Blaise en una de las gradas instaladas alrededor del Lago Negro, observando la segunda prueba del Torneo de los Tres Magos

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Nos encontrábamos Pansy, Theo y Blaise en una de las gradas instaladas alrededor del Lago Negro, observando la segunda prueba del Torneo de los Tres Magos. Los campeones estaban sumergidos en las frías aguas, en busca de ese "tesoro invaluable" que Dumbledore había mencionado con tanto misterio al inicio de la prueba.

- ¿Han visto a Hermione? —pregunté en un susurro, incapaz de ocultar la creciente ansiedad que sentía al no encontrarla entre la multitud. Mis ojos recorrían cada rincón, cada rostro, esperando verla aparecer, pero no había rastro de ella. Los tres negaron con la cabeza.

- También es raro que la comadreja no esté aquí —comentó Blaise, señalando la ausencia de Ron Weasley, un detalle que hasta ese momento había pasado por alto.

Era extraño, sobre todo sabiendo que Potter estaba compitiendo hoy. Hermione siempre estaba allí para apoyar a sus amigos, especialmente en momentos cruciales como este.

- Draco —Theo susurró en mi oído—, mira al profesor Moody, no para quieto y no deja de mirar el reloj.

Seguí su mirada hacia donde estaba Moody. El exauror parecía extrañamente inquieto, caminando de un lado a otro, con los ojos alternando entre el lago y su reloj. Pero lo que realmente me llamó la atención fue la manera en que Igor Karkaroff, el director de Durmstrang, lo observaba con una mezcla de desconfianza y sospecha.

- Parece que no somos los únicos que estamos sospechando — le respondí mientras le señalaba Karkaroff con un leve movimiento de cabeza. Theo asintió, siguiendo la escena con atención.

De repente, nuestra atención se desvió cuando los vítores y aplausos llenaron el aire. Dos personas emergieron del agua, y reconocí a Cedric Diggory ayudando a Cho Chang a subir a una de las plataformas. Automáticamente, sentí la mirada de Theo sobre mí, y en ese momento comprendí lo que Dumbledore había querido decir con "tesoro invaluable". Hermione y Ron no estaban, lo que significaba que Ron debía ser el tesoro de Harry, y Hermione... debía ser el de Viktor Krum.

Mis sospechas se confirmaron cuando, unos minutos después, vimos a Hermione saliendo del lago junto a Krum. Los estudiantes de Durmstrang estallaron en gritos de "¡Krum, Krum, Krum!" mientras él la ayudaba a subir y la envolvía en una toalla con una atención que me resultaba insoportable. Mis ojos no podían apartarse de la escena. Ver a Krum tan protector, frotándole los hombros para calentarla, me hizo sentir una presión creciente en el pecho.

- Draco... —Theo intentó captar mi atención, notando el cambio en mi expresión.

Apreté el tubo de hierro de la grada con tanta fuerza que mis nudillos se volvieron blancos, mientras luchaba por contener la rabia que hervía dentro de mí. Pero lo que realmente me destrozó fue ver cómo Krum, sin titubear, levantaba suavemente la cabeza de Hermione y la besaba en los labios, a plena vista de todos.

La multitud aplaudía con entusiasmo, y algunos susurraban entre ellos, pero para mí, cada aplauso y murmullo era como una puñalada en el pecho. Era como si el mundo entero se estuviera burlando de mí. No podía quedarme allí ni un segundo más. El nudo en mi garganta se hizo insoportable, y con un último apretón al tubo, me di la vuelta abruptamente y salí de la grada, alejándome de todo y de todos. 

𝒜𝓂𝑜𝓇 𝒮𝑒𝒸𝓇𝑒𝓉𝑜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora