Una leona y una serpiente.
Enemigos de sangre.
Un amor prohibido.
Una historia totalmente diferente.
"𝘚𝘰𝘭𝘰 𝘭𝘢 𝘭𝘶𝘯𝘢 𝘴𝘢𝘣𝘦 𝘭𝘰𝘴 𝘮𝘰𝘮𝘦𝘯𝘵𝘰𝘴 𝘲𝘶𝘦 𝘩𝘦𝘮𝘰𝘴 𝘷𝘪𝘷𝘪𝘥𝘰 𝘺 𝘭𝘢𝘴 𝘷𝘦𝘤𝘦𝘴 𝘲𝘶𝘦 𝘩𝘦 𝘴𝘶𝘴𝘱𝘪𝘳𝘢𝘥𝘰 𝘱𝘰𝘳 �...
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- ¿Te duele mucho Draco? – le preguntó Pansy mientras le acariciaba levemente el hombro.
- A veces, pero la señora Pomfrey dijo que pude perder el brazo y es posible que no pueda hacer ninguna tareas durante semanas – le respondió Draco mientras se hacía el enfermo y exageraba con cada cosa que decía.
Nos encontrábamos en el comedor estudiando después del gran accidente que ocurrió en la clase de Hagrid, sin embargo, esta conversación hizo que Ron, Harry y yo dejáramos las cosas que estábamos haciendo para poder escuchar mejor lo que estaban diciendo, pero cada palabra que salían de sus bocas hacía que mi ira creciera por dentro.
- Que idiota – me interrumpió Ron de mis malos pensamientos – Si que exagera las cosas
- Al menos Hagrid sigue aquí – comentó Harry
- Si, pero el papá de Draco está furioso – solté
- ¿Cómo lo sabes? – me preguntó Ron mientras levantaba una ceja
- Pues... - ¿Ahora que le decía? - los escuché cuando Theo y Blaise caminaba al frente mío para venir hacía aquí – les inventé, aunque no era del todo mentira, ya que Theo y Blaise me lo habían comentado antes de venir al comedor – El punto, es que todos conocemos al papá de Draco y sabemos que él no va a dejar esto así.
- ¡LO VIERON! ¡LO VIERON! – gritó Seamus mientras entraba corriendo al comedor hasta llegar a donde estábamos todos los Gryffindors y mostrarnos el periódico que tenía en la mano.
- ¿A quién? – preguntó Ron
- A Sirius Black – respondió e inmediatamente me acerqué y empecé a leer lo que decía el papel
- Esto está muy cerca de aquí – miré preocupadamente a Harry
- No vendrá a Hogwarts o ¿Si? – preguntó Neville con miedo mientras nos miraba a cada uno de nosotros
- No pueden entrar, hay dementores en todas las entradas del castillo – comentó Dean para poder calmar el ambiente tenso que se estaba formando en el ambiente
- ¿Dementores? Si ya los pudo engañar una vez puede hacerlo otra vez – aseguró Seamus – Black puede entrar, además si hablamos de detener a Black sería como detener la lluvia con las manos – automáticamente miré a mis dos amigos, ya que sabíamos que esta noticia empeoraba todas las cosas, sin embargo, Harry estaba tan sumido en sus pensamientos que me preocupó más de lo que estaba.
Una fuerte sensación de que me estaban mirando me sacó de mis pensamientos, así que miré al frente y choqué con unos ojos grises llenos de preocupación e intriga de lo que estaba sucediendo en esta mesa.
