Una leona y una serpiente.
Enemigos de sangre.
Un amor prohibido.
Una historia totalmente diferente.
"𝘚𝘰𝘭𝘰 𝘭𝘢 𝘭𝘶𝘯𝘢 𝘴𝘢𝘣𝘦 𝘭𝘰𝘴 𝘮𝘰𝘮𝘦𝘯𝘵𝘰𝘴 𝘲𝘶𝘦 𝘩𝘦𝘮𝘰𝘴 𝘷𝘪𝘷𝘪𝘥𝘰 𝘺 𝘭𝘢𝘴 𝘷𝘦𝘤𝘦𝘴 𝘲𝘶𝘦 𝘩𝘦 𝘴𝘶𝘴𝘱𝘪𝘳𝘢𝘥𝘰 𝘱𝘰𝘳 �...
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Estábamos Theo y yo sentados mirando hacia el lago. El agua, tranquila y reflectante, parecía absorber la luz del crepúsculo, creando un espejo natural que duplicaba el cielo en un espectáculo silencioso. Ambos permanecíamos en silencio, cada uno sumido en sus propios pensamientos. Sabía que Theo estaba esperando que hablara, dándome el tiempo necesario para reunir el valor.
- Me besé con Draco y luego... nos peleamos —solté finalmente en voz baja mientras giraba la cabeza para mirarle. Sin embargo, él no se sorprendió. - ¿Ya lo sabías, ¿no? —pregunté, y Theo asintió ante mi pregunta. - Draco te lo contó todo —confirmé mientras volvía mi vista hacia el lago, donde el reflejo de la luna comenzaba a tomar forma.
El lago estaba tranquilo, sus aguas inmóviles como un espejo que duplicaba el cielo estrellado. Los árboles a su alrededor se reflejaban en la superficie, creando un efecto de doble imagen. El murmullo suave del viento que soplaba a través de las hojas de los árboles cercanos añadía un toque de calma, haciendo que el ambiente se sintiera tranquilo.
- Él está mal también, Hermione —me contestó Theo con suavidad—. Ambos lo están - Apenas dijo esas palabras, sentí que mis ojos se aguaban. Theo siempre sabía cómo dar en el clavo, tocando los puntos más sensibles de mis emociones - Si tú dejas el orgullo y él toma valentía para contarte la verdad, ambos no estarían así.
- Lo extraño mucho, Theo —dije, susurrando mientras levantaba la mirada para mirarle con los ojos llenos de lágrimas—. Lo peor es que él piensa que Krum y yo tenemos algo, cuando sabes que yo solo pienso en él —mi voz se rompía mientras sacaba todo lo que tenía dentro de mí.
Ante esto, Theo se acercó y me abrazó, y yo lo agradecí profundamente. Necesitaba a uno de mis mejores amigos en ese momento. Sin embargo, nos tuvimos que separar levemente por el sonido de unas pisadas. Cuando ambos volteamos, nuestros ojos se encontraron con unos plateados como la luna.
- Perdón, pensé que no había nadie —dijo Draco, mirándonos con sorpresa—. Yo mejor me voy y los dejo solos...
Yo solo asentí. Posteriormente, él se dio la vuelta lentamente. Sin embargo, ante el medio empujón que me dio Theo como significado de "Habla con él, es el momento", hice que interrumpiera su caminata.
- ¡Draco! —exclamé, y él inmediatamente paró—. ¿Podemos hablar? —dije susurrando. Automáticamente, Draco se dio vuelta y me dirigió una mirada intensa antes de asentir.
- Yo me voy... Los dejo solos —comentó Theo mientras se levantaba. Se acercó a donde estaba Draco, le puso una mano en el hombro y le susurró algo al oído que no alcancé a escuchar.
Apenas se fue Theo, todo quedó en silencio, solo se escuchaba los grillos y el susurro del viento. Una leve brisa hizo que se me pusieran los pelos de punta, ya que la noche empezaba a ser fresca y, ante todo el jaleo anterior, no había tenido la oportunidad de coger un abrigo o mi capa. Instintivamente, me acobijé con mis brazos, dándome leves caricias para tratar de calentarme un poco.
