CAPÍTULO XXXII - Y... ¿AHORA?

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-        ¡Al fin llegaste, preciosa! Estaba preocupado por ti — exclamó Draco al entrar apresuradamente a su habitación — ¿Cómo entraste aquí?

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- ¡Al fin llegaste, preciosa! Estaba preocupado por ti — exclamó Draco al entrar apresuradamente a su habitación — ¿Cómo entraste aquí?

Me encontraba de pie junto a la ventana, mirando hacia la oscuridad del exterior, tratando de reunir fuerzas para lo que estaba a punto de decirle. No quería girarme, no quería enfrentar su mirada, porque sabía que lo que tenía que decir iba a dolerle.

- Theo me ayudó a entrar — respondí en voz baja, sin mirarlo directamente. Reuní el valor necesario para girarme hacia él, aunque sabía que, al hacerlo, vería su rostro lleno de preguntas y preocupación. Apenas me vio, sus ojos se abrieron más, y en un parpadeo, se acercó rápidamente a donde yo estaba.

- ¿Qué te pasó? ¿Estás bien? — preguntó con la voz cargada de ansiedad mientras una de sus manos acariciaba suavemente mi mejilla, inspeccionando mi rostro como si pudiera leer en él lo que había sucedido. Yo solo asentí, intentando contener las lágrimas que amenazaban con desbordarse.

Sabía que no tenía mucho tiempo antes de que él siguiera presionando con preguntas, y no estaba segura de cómo iba a explicarle lo que había pasado en esas últimas horas que habían cambiado todo.

- Draco... tenemos que hablar — le dije, sintiendo el nudo en mi garganta apretarse aún más.

- ¿Pasó algo malo en el Ministerio? — preguntó, intuyendo un poco por donde iba la conversación. Pero en lugar de responderle directamente, tomé su mano, apretándola con fuerza.

- Mejor... sentémonos — sugerí con un hilo de voz, mientras lo guiaba hasta la cama. Nos sentamos frente a frente, y mi corazón latía con fuerza desbocada. Podía ver la preocupación en sus ojos grises.

- Hermione, me estás preocupando — murmuró, inclinándose hacia mí, sin apartar sus ojos de los míos. Pero en lugar de hablar, bajé la mirada a mis manos temblorosas, incapaz de sostenerle la mirada — ¿Qué pasó? — preguntó de nuevo en un susurro, como si temiera la respuesta.

Absorbí un sollozo y me limpié las lágrimas rápidamente. Luego, me acerqué un poco más, tomando sus manos entre las mías.

- Todo fue una emboscada... Nos estaban esperando — dije, intentando que mi voz no se quebrara.

- ¿Quiénes? — preguntó Draco, frunciendo el ceño con preocupación.

- Mortífagos... — la sola mención hizo que Draco se tensara visiblemente. Tomé aire, tratando de encontrar las palabras — Apenas llegamos, nos estaban esperando. Nos acorralaron de inmediato. Tuvimos que pelear con todas nuestras fuerzas y, por un breve momento, logramos escapar, pero justo cuando estábamos a punto de salir del Ministerio, nos volvieron a rodear — mi voz temblaba mientras continuaba — Querían la profecía que Harry había conseguido... Nos tenían completamente atrapados, cada uno de nosotros con una varita apuntándonos. Amenazaron a Harry, diciéndole que, si no entregaba la profecía, nos matarían, uno por uno, sin dudarlo.

𝒜𝓂𝑜𝓇 𝒮𝑒𝒸𝓇𝑒𝓉𝑜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora