Capítulo 31: Volveré.

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Bakugo miró detenidamente la bufanda que Kaisa le había entregado

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Bakugo miró detenidamente la bufanda que Kaisa le había entregado. Era gruesa y cálida, tejida con un patrón sencillo pero cuidado, en tonos que le recordaban al fuego: rojo y anaranjado. Sus dedos rozaron la textura del tejido mientras caminaban juntos por el pueblo, y su mirada se desvió brevemente hacia los otros pequeños obsequios que ahora llevaba consigo: un pequeño amuleto tallado con símbolos protectores, un frasco con miel de la región y un pañuelo bordado con detalles florales que, según Kaisa, era muy popular entre los viajeros.

"¿Qué demonios voy a hacer con todo esto?", pensó, pero no podía evitar que una pequeña sonrisa se asomara en sus labios. Kaisa había estado radiante, emocionada por cada cosa que encontraba, y aunque él no era de los que apreciaban ese tipo de gestos, sabía que lo había hecho para hacerlo sentir bienvenido.

Sin embargo, mientras miraba a su alrededor, el peso de la situación comenzó a caerle encima. Había pasado mucho más tiempo del que había planeado en el pueblo. Su gente seguramente ya estaría preocupada por su retraso. Él era responsable de ellos, y la idea de que algo pudiera haber pasado en su ausencia lo inquietaba cada vez más.

Se detuvo en seco, su mirada fija en el horizonte. Kaisa, que seguía caminando unos pasos adelante, se giró hacia él con curiosidad.

—¿Qué pasa? —preguntó, acercándose con una sonrisa, como si la idea de que algo pudiera estar mal ni siquiera cruzara por su mente.

Bakugo apretó los labios, evitando mirarla directamente. Sus ojos tenían una forma de desarmarlo, de hacerlo sentir más vulnerable de lo que le gustaría. Si la miraba demasiado tiempo, sabía que cedería a esa mirada angelical.

—Tengo que irme —dijo finalmente, su tono firme pero algo tenso.

La expresión de Kaisa cambió al instante. Su sonrisa se desvaneció, y sus ojos mostraron una mezcla de sorpresa y tristeza.

—¿Ya...? —preguntó, su voz apenas un susurro.

—He estado aquí demasiado tiempo —continuó él, cruzando los brazos y mirando hacia otro lado—. Mi pueblo probablemente ya esté preocupado. No puedo quedarme más.

Kaisa bajó la mirada, jugueteando con el borde de su abrigo mientras intentaba procesar lo que acababa de escuchar.

—Entiendo... —susurró, aunque la decepción era evidente en su tono.

El silencio que siguió fue insoportable para Bakugo. Quería decir algo más, algo que pudiera aliviar la tristeza que veía en ella, pero las palabras parecían atrapadas en su garganta. Dio un paso hacia adelante y colocó una mano sobre su cabeza, despeinándola ligeramente.

—No pongas esa cara —murmuró, su voz más suave de lo habitual—. Volveré a verte.

Kaisa levantó la vista, sorprendida por sus palabras.

"La bruja y el guardián de las llamas." | Bakugo Katsuki x reader.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora