Capítulo 29: ¿Cena familiar?

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La cálida atmósfera del hogar envolvía a Bakugo mientras se sentaba en la pequeña mesa de madera, el olor a pan recién horneado y guiso de verduras llenando el aire

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La cálida atmósfera del hogar envolvía a Bakugo mientras se sentaba en la pequeña mesa de madera, el olor a pan recién horneado y guiso de verduras llenando el aire. El ambiente era acogedor, las velas iluminaban el espacio con una luz tenue, proyectando sombras suaves en las paredes de piedra. Kaisa, visiblemente tensa, se sentó a su lado, las manos entrelazadas sobre su regazo, mientras su madre servía los platos con una sonrisa tranquila.

—Aquí tienen, espero que les guste —dijo su madre, colocando frente a Bakugo un cuenco humeante. Sus ojos lo observaban con curiosidad, notando cada pequeño detalle, desde su postura hasta la manera en que parecía estar en guardia incluso en un espacio tan seguro.

—Gracias —murmuró Bakugo, su voz baja y algo seca, pero educada. Sus ojos apenas asomaban debajo de la capucha, escaneando el entorno con atención. Sabía que debía mantener el perfil bajo.

La madre de Kaisa se sentó frente a ellos, limpiándose las manos con un paño de tela. Con una mirada amable, dirigió su atención a Bakugo.

—No es muy cómodo comer con una capa puesta —comentó, con un tono suave pero insistente—. ¿Por qué no te la quitas? Podrías acalorarte aquí dentro.

Kaisa sintió cómo su corazón se aceleraba de inmediato. Antes de que Bakugo pudiera responder, ella intervino rápidamente, con una sonrisa nerviosa.

—No, no... está bien así —dijo, su voz un poco más alta de lo normal. Se obligó a reír ligeramente, aunque no podía ocultar la tensión en sus ojos—. Está acostumbrado. Le gusta estar así... más cómodo.

Su madre levantó una ceja, claramente notando la inquietud de su hija, pero no insistió. En cambio, sonrió con comprensión, como si hubiera comprendido algo que Kaisa no quería que entendiera.

—Como digas, querida —respondió suavemente, sus ojos brillando con una chispa de curiosidad y diversión. Era evidente que tenía sus propias teorías sobre la situación, pero decidió no decir nada más al respecto. Se levantó y regresó a la cocina por un momento, dejando que el silencio se instalara entre ellos.

Bakugo miró de reojo a Kaisa, sus ojos rojizos llenos de interrogantes. No entendía del todo la tensión que ella sentía, pero algo en la manera en que se aferraba a cada palabra de su madre lo hizo darse cuenta de que debía seguir su juego.

—Coman, por favor —dijo la madre de Kaisa al regresar, haciendo un gesto hacia los platos—. No se preocupen por nada. Mi esposo debería llegar pronto; fue a hacer unas entregas al mercado.

Kaisa asintió, su sonrisa algo más relajada, aunque seguía sintiendo el peso de la situación. Miró a Bakugo de reojo, temiendo que cualquier movimiento en falso revelara más de lo que quería. Su madre no sabía nada del mundo del que él provenía, de los dragones ni de las luchas. Para ella, Bakugo era solo un joven misterioso, quizás un amigo, quizás algo más.

"La bruja y el guardián de las llamas." | Bakugo Katsuki x reader.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora