El aire fresco de la tarde se colaba por la ventana abierta, agitando las cortinas con suavidad. Kaisa estaba de pie frente al espejo de cuerpo entero, sosteniendo entre sus manos el vestido que usaría para la ocasión. Era de un color azul profundo, como el cielo nocturno en una noche despejada, con delicados bordados plateados que imitaban constelaciones. La tela era suave al tacto, casi etérea, y caía en ondas perfectas que acentuaban su silueta.
—Levanta los brazos, cariño —dijo su madre con dulzura, sosteniendo el vestido para ayudarla a colocárselo.
Kaisa obedeció, dejando que la tela resbalara sobre su cuerpo, ajustándose en su lugar. Mientras su madre ataba el corsé por la parte trasera, Kaisa no podía evitar mirar su reflejo con una mezcla de emoción y nerviosismo. Era una noche importante, no solo por los bailes, sino porque sabía que vería a sus amigos y conocidos del pueblo antes de dirigirse al castillo.
—Estás preciosa —comentó su madre, terminando de ajustar las cintas—. Ese color te queda de maravilla, resalta tus ojos.
Kaisa sonrió tímidamente, girándose hacia su madre.
—Gracias, mamá. Aunque estoy un poco nerviosa...
—Es normal, hija. Pero confía en ti misma.
Su madre la guio hasta la pequeña silla frente al tocador y comenzó a peinar su largo cabello blanco con movimientos expertos. Decidió recogerlo en un moño bajo y elegante, dejando algunos mechones sueltos para enmarcar su rostro. Mientras trabajaba, colocó pequeñas flores plateadas entre los cabellos, que brillaban bajo la luz como si fueran estrellas.
—¿Estás pensando en Bakugo? —preguntó su madre con una sonrisa, sin dejar de peinarla.
Kaisa se sonrojó ligeramente, bajando la mirada.
—¿A qué te refieres?
—Tú mirada te delata cariño.
Kaisa no respondió, pero una pequeña sonrisa se dibujó en sus labios. No podía dejar de pensar en Bakugo, aunque sabía que esa noche no estaría allí. Pero sabía que él habría insistido en que disfrutara del baile con sus amigos y en que se divirtiera.
Cuando su madre terminó de colocar la última flor en su cabello, se apartó para admirar su trabajo.
—Perfecto. Ahora, ponte los zapatos y estarás lista.
Kaisa se levantó con cuidado, caminando hacia la cama donde estaban los zapatos plateados que combinaban con el vestido. Se los puso lentamente, asegurándose de no dañar el dobladillo del vestido.
Antes de salir de la habitación, su madre le colocó un delicado collar con un pequeño colgante en forma de pluma.
—Este era mío cuando tenía tu edad —dijo, ajustándolo alrededor de su cuello—. Quiero que lo uses esta noche.
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"La bruja y el guardián de las llamas." | Bakugo Katsuki x reader.
FantasyEn un bosque encantado donde la magia fluye con cada susurro del viento, Kaisa, una joven bruja, busca ingredientes para sus hechizos. Sin embargo, su tranquila misión se transforma en un encuentro inesperado cuando se topa con un dragón rojo, travi...