Capitulo 27

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KÖNIG

El sol apenas iluminaba la oficina cuando me sumergí en los documentos esparcidos sobre el escritorio, intentando enfocarme en el informe y la presentación que tenía en pocas horas. Sin embargo, mi mente se negaba a cooperar. Cada vez que intentaba concentrarme, el recuerdo de anoche volvía a surgir, y, sin que pudiera evitarlo, mi mente viajaba a ti. A ese momento en que nuestras manos se entrelazaron y sentí el calor de tu piel en la mía… un instante tan simple y a la vez tan profundo.

Sacudí la cabeza, obligándome a centrarme en las palabras del informe. Había trabajado mucho para llegar aquí, para mantener mi postura profesional en KorTac, donde cada decisión importaba. Pero anoche, contigo, sentí que algo se rompía en mí, que una barrera que había construido tan firmemente comenzaba a desmoronarse.

Solté un suspiro, miré los papeles que debía revisar y firmar, y noté cómo mi atención volvía a ti, sin importar cuánto intentara ignorarlo. La forma en que me miraste cuando estábamos sentados juntos, el silencio cómodo que compartimos… era como si, en ese instante, el resto del mundo dejara de existir. Había algo en ti que hacía que la coraza que llevaba tanto tiempo construyendo se desmoronara, y eso me aterraba tanto como me emocionaba.

Apoyé los codos en el escritorio, pasándome una mano por el rostro, sintiendo el rubor en mis mejillas. "Ridículo", murmuré, pero sabía que no lo era. Ese contacto contigo había despertado algo en mí, algo que me hacía sentir… vulnerable. Vulnerable de una manera en la que no estaba acostumbrado, como si bajara mi guardia y me expusiera de una forma que ni siquiera el combate lograba.

Perdido en mis pensamientos, no me di cuenta de que la puerta de la oficina se abría hasta que Horangi asomó la cabeza. "¿Todo bien, amigo? Pareces... diferente."

Me incorporé de golpe, tomando la máscara y colocándola para cubrirme el rostro. "Todo está bien," respondí, quizás demasiado rápido. "Solo… revisando la presentación."

Horangi alzó una ceja, una expresión escéptica que claramente decía que no me creía. "Claro, claro. Aunque nunca te había visto tan nervioso por una presentación." Me lanzó una sonrisa burlona antes de cerrar la puerta.

Suspiré, agradecido de volver a estar solo, pero, al mismo tiempo, atrapado de nuevo en mis pensamientos sobre ti. Había querido decirle a Horangi lo que realmente sucedía, pero, siendo sincero, ni siquiera yo mismo lograba comprenderlo. Prefería analizar esos pensamientos en silencio, en la soledad de esta oficina, donde podía tratar de entender lo que sentía sin el peso de los juicios o las complicaciones del trabajo.

Pero, sin importar cuánto intentara alejarme de esos recuerdos, volvías a mi mente, una y otra vez. Recordé tu sonrisa, la chispa en tus ojos cuando hablamos, la forma en que me miraste, y sentí cómo mi corazón se aceleraba solo al pensarlo. Me preguntaba si tú también sentías lo mismo, si, en el fondo, esta conexión que parecía surgir entre nosotros era tan evidente para ti como lo era para mí.

Miré el reloj. La presentación se acercaba y debía prepararme, aunque mi mente seguía divagando. Sabía que esta línea que había cruzado contigo, este pequeño momento compartido, cambiaba algo. No sabía cómo acabaría, pero lo que tenía claro era que no podía dejar que el miedo me impidiera explorar lo que sentía. En ese instante, comprendí que, fuera como fuera, la vida me había puesto a prueba nuevamente… pero esta vez, era un desafío que no estaba dispuesto a perder.

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Estábamos en una esquina del campo de entrenamiento, en una zona menos transitada. A la distancia, los otros equipos seguían practicando, pero aquí, solo estábamos Ana, Marcos y yo. Había un ligero viento que movía la hierba, y el sonido de las voces y las pisadas de los demás se hacía cada vez más lejano, brindándome el ambiente perfecto para hablar de algo que había estado guardando desde la noche anterior.

En el Fuego de la Batalla [König x T/N]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora