En el Fuego de la Batalla [König x T/N]

Capítulo 23

Estaba sentada en la cafetería con Ana y Marcos, intentando disfrutar de mi bebida caliente mientras la conversación fluía. Sin embargo, no podía quitarme de la cabeza el comportamiento de König. Después de aquella noche, había estado completamente ausente, ignorando mis mensajes y evitando cualquier contacto. Así que, finalmente, decidí que era hora de compartirlo con mis amigos.

“Oigan, chicos, tengo que decirles algo” comencé, dejando mi taza sobre la mesa y cruzando los brazos, sintiendo una mezcla de frustración y tristeza.

Ana me miró, levantando una ceja, y Marcos dejó de hablar sobre el último videojuego que había jugado. Ambos sabían que algo me molestaba.

“¿Qué pasa?” preguntó Ana, inclinándose un poco hacia adelante, con una mirada de preocupación.

“Es sobre König” dije, sintiendo que la tensión se acumulaba en mi pecho. “Me ha estado ignorando por días. No me responde ni un solo mensaje.”

Marcos hizo una mueca, entre sorprendido y confundido. “¿König? ¿El mismo tipo que te cuidaba en los entrenamientos?” Asentí, sintiendo que mi voz se volvía más baja, casi como si me diera vergüenza hablar de esto.

“Sí. Desde hace un tiempo, ha estado como si no existiera. No sé, quizás se siente incómodo por cómo lo encontré, pero esto no es normal. Siempre hemos tenido una buena relación” dije, sintiendo que la frustración comenzaba a tomar el control de mis palabras. “Es como si se estuviera alejando.”

Ana frunció el ceño, pensativa. “Quizás necesita espacio, o tal vez no sabe cómo manejar la situación después de lo que pasó.”

“¿Espacio?” repliqué, con una risa nerviosa. “No creo que eso sea lo que necesito ahora. No puedo dejar de pensar en lo que hemos compartido. Es como si todo se hubiera vuelto extraño y distante.”

Marcos se encogió de hombros. “Podría ser que está lidiando con sus propios problemas. Sabes que tiene un pasado complicado, y a veces las personas reaccionan de maneras raras cuando se enfrentan a algo emocional.”

“Lo sé, pero eso no hace que sea más fácil para mí.” Miré hacia la ventana, observando cómo la luz del sol se desvanecía, sintiéndome cada vez más frustrada. “Solo desearía que hablara conmigo en lugar de ignorarme. Me siento como si estuviera persiguiendo sombras.”

Ana puso una mano sobre mi brazo, brindándome un poco de consuelo. “Quizás deberías hablar con él, confrontarlo. No puedes seguir así.”

“Tienes razón” admití, sintiendo que un pequeño destello de determinación comenzaba a formarse en mí. “No puedo quedarme esperando a que él decida hablar. Necesito saber qué está pasando.”

“¿Cuándo lo harás?” preguntó Marcos, animándome a tomar acción.

“No lo sé. Pero no puedo seguir así.” Suspiré, sintiéndome un poco más ligera al compartir lo que me pesaba. La conversación siguió fluyendo, pero ya tenía un plan en mente. Si él no iba a dar el primer paso, entonces era hora de que yo lo hiciera.

Mientras seguía hablando con Ana y Marcos, sentí que mi celular vibraba en la mesa. Miré la pantalla y vi que era Mateo. Contesté rápidamente, buscando un momento de distracción.

“Hola, Mateo, ¿qué tal?” le dije, sintiendo que su energía siempre era contagiosa.

“¡Hola! ¿Estás libre este fin de semana? Quería ver si podíamos salir a hacer algo” preguntó, su voz animada.

“No tengo problemas, ¿qué tienes en mente?” respondí, aunque una pequeña parte de mí dudaba, recordando la tensa situación con König.

“Estaba pensando en ir a ver esa nueva película que ha salido, o tal vez pasar por un café. Algo para distraernos un rato, tú sabes” sugirió, y podía imaginar su sonrisa al otro lado de la línea.