El bullicio en la cafetería era reconfortante, un murmullo constante de conversaciones y risas que llenaba el aire mientras los cadetes disfrutaban de su merecido descanso. Estabas sentada en tu mesa habitual junto a Marcos y Ana, compartiendo una charla ligera sobre las últimas novedades en la academia. El aroma a café recién hecho y comida caliente era un alivio tras el entrenamiento de la mañana.
Ana te sonrió mientras hablaba sobre un próximo evento, pero notaste que la preocupación no había desaparecido completamente de sus ojos. A pesar de la relativa calma que habías sentido esa mañana, sabías que aún había una sombra que te perseguía, una sensación incómoda que no podías sacudir por completo.
De repente, notaste que el ambiente en la cafetería cambió ligeramente, como si una tensión silenciosa hubiera caído sobre el lugar. Marcos, que estaba sentado frente a ti, dejó de hablar abruptamente, su mirada desviándose hacia algo detrás de ti. Sentiste que tu estómago se encogía al ver su expresión.
Al girar la cabeza, viste a Lucas y su grupo de amigos acercándose a tu mesa. Su paso era lento y deliberado, sus miradas fijas en ti, con una mezcla de arrogancia y desprecio en sus ojos. El ruido de la cafetería disminuyó un poco mientras otros cadetes se daban cuenta de lo que estaba a punto de ocurrir. Sabías que Lucas no era alguien que dejara pasar una oportunidad para causar problemas, y la manera en que sus amigos lo flanqueaban dejaba claro que no venían con buenas intenciones.
Lucas se detuvo justo al lado de tu mesa, sus amigos formando un semicírculo a su alrededor. Su presencia dominaba el espacio, y aunque no lo decían en voz alta, su postura lo decía todo: querían intimidarte.
"Vaya, vaya, ¿a quién tenemos aquí?" dijo Lucas, su voz llena de un sarcasmo venenoso. "Parece que la señorita perfecta sigue creyendo que pertenece aquí."
Sus palabras cayeron pesadas sobre ti, pero te esforzaste por mantener la calma. Ana te lanzó una mirada preocupada, y Marcos apretó los puños sobre la mesa, claramente molesto pero sin atreverse a actuar abiertamente en ese momento. Sabías que cualquier cosa que dijeras podría empeorar la situación, pero el silencio también parecía darle a Lucas el poder que buscaba.
"¿Qué quieres, Lucas?" dijiste finalmente, manteniendo la voz firme aunque sentías el nudo en tu estómago apretarse más.
Lucas se rió entre dientes, una risa que hizo que el cabello en tu nuca se erizara. "Oh, no te preocupes, no quiero mucho. Solo quería asegurarme de que sabes cuál es tu lugar aquí. No todos podemos ser la estrella del espectáculo, ¿verdad?" Sus amigos se rieron con él, alimentando su crueldad.
Tragaste saliva, sintiendo la mirada de todos en la cafetería clavada en ti. La humillación y la impotencia intentaron arrastrarte, pero no querías darles la satisfacción de verte derrumbarte. Marcos, que había estado callado hasta ahora, dio un paso adelante.
"Déjala en paz, Lucas. Ya hiciste suficiente daño," dijo con los dientes apretados, su voz temblando de ira contenida.
Lucas giró su mirada hacia Marcos, y por un momento, la tensión en el aire pareció electrificarse. "¿Y quién te crees que eres para decirme qué hacer?" replicó Lucas, avanzando un paso hacia él.
Antes de que la situación pudiera escalar más, un grupo de instructores entró en la cafetería, y la atención de todos se desvió momentáneamente hacia ellos. Lucas aprovechó el momento para retroceder, pero no sin lanzar una última mirada despectiva hacia ti.
"Nos veremos luego, princesa," murmuró con un tono que prometía más problemas.
Con eso, él y su grupo se alejaron, riéndose entre ellos, como si hubieran logrado lo que querían. Sentiste que los hombros te pesaban, pero te obligaste a mantener la cabeza alta mientras los veías alejarse.
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En el Fuego de la Batalla [König x T/N]
Fiksi PenggemarEn una prestigiosa academia militar, te esfuerzas por destacar a pesar del agotamiento constante. Todo cambia cuando el legendario Coronel Konig, conocido por su valentía y liderazgo en KorTac, llega para dar una conferencia y te encuentra dormida e...