KÖNIG
Me sentía incómodo desde el momento en que mis amigos me sugirieron ir a un bar. No era mi ambiente; me molestaban las multitudes, el ruido, y mi mente, usualmente disciplinada, se sentía extrañamente dispersa, sobre todo cuando la conversación entre mis amigos empezó a girar en torno a temas románticos. Y, como si fuera poco, Horangi, con su manera despreocupada, no paraba de mencionarmd que debería "relajarme" y conocer a alguien.
“No te vendría mal encontrar una chica para distraerte, König,” me había dicho Horangi, dándome una palmada en el hombro con un guiño. Aunque la sugerencia parecía amistosa, me incomodaba. Mi mente no podía evitar regresar a los días recientes, en los que te había estado evitando. Quería hablar contigo, pero el miedo a mi propia vulnerabilidad me paralizaba.
Finalmente, mis amigos me convencieron de ir a una discoteca. La idea de estar rodeado de aún más gente no me gustaba en lo absoluto, pero me encontró asintiendo, cansado de rechazar las propuestas de todos. Acepté, aunque en mi mente esperaba que la noche terminara pronto.
La discoteca era un caos de luces y sonidos que rebotaban entre las paredes, envolviéndome en una presión que apenas podía soportar. Las voces y las risas me parecían distantes, como si fueran ecos que me atrapaban, recordándome constantemente que no debería estar aquí. Pero Horangi y los demás se reían, disfrutando, y me había dejado convencer. "Vamos, König, un par de copas y te relajas," habían dicho. Así que allí estaba, en una esquina, forzándome a permanecer en un lugar que odiaba solo para olvidar mis propios pensamientos… aunque fuera solo por una noche.
En ese instante, giré la cabeza buscando algo con qué distraerme y entonces te vi. Estabas bailando en la pista, moviéndote al ritmo de la música, pero tu expresión era una mezcla de incomodidad y distancia. Y a tu lado, ese tipo. Él estaba peligrosamente cerca, demasiado cómodo, intentando agarrar tu mano. ¿Qué demonios hacía?
Todo en mi mente se puso en blanco, y solo podía centrarme en la forma en que él se inclinaba hacia ti, en cómo te miraba. Sentí una ola de calor recorrerme, un ardor que se extendía hasta el último rincón de mi cuerpo. Apenas me di cuenta de que mis puños se habían cerrado y que mis nudillos se tornaban blancos. Me obligué a relajarme, recordándome a mí mismo que no tenía derecho a sentirme así. Pero la rabia seguía presente, como un fuego que no se apagaba.
"¿Qué estás mirando, König?" La voz de Horangi me sacó del trance. Se me acercó con una sonrisa burlona, como si todo esto fuera una broma. "No me digas que la estás mirando a ella," añadió, sus ojos fijos en mí, expectantes.
No respondí. No podía. No quería darle la satisfacción de una respuesta, aunque mis ojos seguían fijos en ti. ¿Qué estaba haciendo, vigilándote de esta manera? Yo mismo te había ignorado durante días, había evitado tus llamadas, había fingido que no me importabas. Y ahora, verte con otro, verte en un lugar donde no podía acercarme, dolía de una forma que no entendía.
En ese momento, nuestras miradas se cruzaron. No fue una simple coincidencia; ambos sabíamos lo que significaba. Me quedé paralizado, incapaz de apartar la mirada, pero al mismo tiempo, sabiendo que debía hacerlo. Mi respiración se hizo pesada, y el ruido de la discoteca se desvaneció. Fue como si, durante esos pocos segundos, el mundo hubiera desaparecido, dejándonos a los dos solos, atrapados en un silencio ensordecedor.
"Deberías calmarte, König," murmuró Horangi a mi lado, notando mi tensión. Su mano se posó en mi brazo, sujetándome con firmeza. "No es asunto tuyo si está con alguien más. Lo sabes."
Sabía que tenía razón. Pero no podía controlar la furia que se había acumulado en mi interior. Verlo tan cerca de ti, cómo él intentaba rozarte la mano, cómo tú parecías incómoda… era algo que me superaba. Mis pensamientos estaban atrapados en una mezcla de culpa y rabia, y, aunque intentaba racionalizarlo, la frustración no se iba.
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En el Fuego de la Batalla [König x T/N]
Fiksi PenggemarEn una prestigiosa academia militar, te esfuerzas por destacar a pesar del agotamiento constante. Todo cambia cuando el legendario Coronel Konig, conocido por su valentía y liderazgo en KorTac, llega para dar una conferencia y te encuentra dormida e...