Estabas sentada en el suelo de la habitación de Ana, con la espalda apoyada contra la cama y una almohada abrazada a tu pecho. Marcos estaba recostado en el sofá al otro lado de la pequeña habitación, con una pierna colgando del borde mientras Ana se sentaba en la cama, hojeando una revista. La luz suave de la lámpara de noche iluminaba el espacio, creando un ambiente acogedor y relajado que contrastaba con la tensión de los días anteriores.
La conversación fluía de manera natural, saltando de tema en tema, desde las últimas novedades en el entrenamiento hasta chismes intrascendentes sobre otros cadetes. Ana, como siempre, tenía una habilidad especial para hacerte reír con sus comentarios sarcásticos y sus imitaciones exageradas de los instructores. Marcos añadía su propio toque, lanzando bromas que a veces cruzaban la línea de lo ridículo, pero que no podían evitar arrancarte una carcajada.
"¿Y viste cómo reaccionó el sargento cuando tropecé durante la carrera?" dijo Marcos entre risas, imitando la expresión incrédula del sargento mientras gesticulaba de manera exagerada. "Creo que pensé que me iba a mandar a correr cinco kilómetros solo por eso."
Ana se rió, sacudiendo la cabeza.
"Sí, claro, porque eso sería algo que él haría" bromeó, lanzándole un cojín a Marcos.
Tú te uniste a las risas, sintiendo cómo la tensión en tus hombros se disipaba poco a poco. Estar con tus amigos te hacía olvidar, al menos por un momento, los problemas que habían estado rondando tu mente. Todo parecía más ligero, más fácil de manejar.
Justo en medio de otra broma, tu teléfono comenzó a sonar, interrumpiendo la conversación. Todos se quedaron en silencio por un segundo, sorprendidos por el repentino ruido en la tranquila noche. Sacaste el teléfono del bolsillo, viendo la pantalla iluminarse con un número desconocido.
Frunciste el ceño, dudando por un momento antes de mostrarles la pantalla a tus amigos.
"¿Debería responder?" preguntaste, la incertidumbre reflejada en tu voz.
Ana se inclinó hacia adelante, curiosa.
"¿No lo tienes guardado? ¿Quién podría ser?"
Marcos levantó las cejas, esbozando una sonrisa burlona.
"A lo mejor es un admirador secreto" bromeó, pero luego su expresión se tornó más seria. "Si no lo reconoces, tal vez sea alguien del entrenamiento."
Miraste el número otra vez. Había algo en la llamada que te ponía nerviosa, aunque no sabías exactamente qué. Una parte de ti quería ignorarla, dejar que sonara hasta que la persona al otro lado se diera por vencida. Pero otra parte de ti no podía sacudir la sensación de que era importante.
El teléfono seguía sonando, la vibración haciendo eco en la habitación. Finalmente, tomaste una decisión.
"Voy a contestar" dijiste, más para ti misma que para ellos.
Te levantaste del suelo, cruzando la habitación mientras deslizabas el dedo por la pantalla para aceptar la llamada. Pusiste el teléfono en tu oído, el corazón latiéndote un poco más rápido de lo normal.
"¿Hola?" dijiste, tratando de sonar más segura de lo que te sentías.
Hubo un momento de silencio en la línea, lo que hizo que tu nerviosismo aumentara. Pero entonces, una voz familiar, profunda y con ese acento que te hacía estremecer, rompió el silencio.
"Soy Konig" dijo, su tono un poco más bajo de lo usual, como si también estuviera dudando. "Espero no estar llamando en mal momento."
Tu estómago dio un vuelco al reconocer su voz. No te lo esperabas, especialmente tan tarde por la noche. Dudaste por un segundo antes de responder, tu mente corriendo mientras tratabas de averiguar por qué te estaría llamando.
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En el Fuego de la Batalla [König x T/N]
Fiksi PenggemarEn una prestigiosa academia militar, te esfuerzas por destacar a pesar del agotamiento constante. Todo cambia cuando el legendario Coronel Konig, conocido por su valentía y liderazgo en KorTac, llega para dar una conferencia y te encuentra dormida e...