Estaba en mi habitación esa noche, intentando relajarme después de un día que había sido más largo de lo habitual. Había cenado ligero, me había dado una ducha y ahora estaba en pijama, tumbada en la cama, con un libro en las manos, pero no podía concentrarme en la lectura. Mi mente seguía repasando la interacción con Anya más temprano ese día y la mirada nerviosa de König cuando hablamos en su oficina. No podía evitar sentir una punzada de inseguridad cada vez que pensaba en ellos juntos.
Justo cuando estaba a punto de rendirme con el libro, un sonido suave interrumpió mis pensamientos. Era un toque en la puerta, casi inaudible. Fruncí el ceño, no estaba esperando a nadie a esta hora. Dejé el libro de lado y me levanté con cautela. Al acercarme a la puerta, respiré hondo antes de abrir.
Ahí estaba König, con su imponente figura ocupando casi todo el marco de la puerta. Parecía una sombra gigantesca en el pasillo poco iluminado. Llevaba su casco puesto, aunque su máscara estaba levantada lo suficiente como para que pudiera ver sus ojos, que reflejaban una mezcla de nerviosismo e incomodidad. Su mirada se desvió rápidamente a los lados, como si estuviera asegurándose de que no había nadie cerca para presenciar nuestra interacción.
"König... ¿qué haces aquí?" le pregunté, sorprendida por su presencia inesperada.
Él tragó saliva, ajustando su casco con una mano, y pude notar que estaba visiblemente nervioso. No era común verlo así. Parecía titubear, como si estuviera buscando las palabras adecuadas, pero ninguna le parecía suficiente. La otra mano la tenía oculta detrás de su espalda, y eso me llenó de curiosidad.
"Eh... yo..." comenzó, pero volvió a quedarse en silencio por un momento. Podía escuchar el suave susurro de su respiración bajo la máscara, algo irregular, como si estuviera tratando de calmarse.
Finalmente, después de lo que parecieron minutos de tensión, me miró a los ojos. Con un movimiento rápido, sacó la mano que tenía escondida y me mostró lo que traía consigo: un ramo sencillo, pero hermoso, de tulipanes y jazmines violetas. Las flores se veían frescas, cuidadosamente seleccionadas, y el aroma delicado llenó el aire entre nosotros.
Mi corazón dio un vuelco al verlo. Era un gesto inesperado, algo que jamás habría imaginado de alguien tan reservado y formal como König. Mis labios se entreabrieron en un gesto de sorpresa, y por un momento no supe qué decir.
"Esto... es para ti" murmuró, con su voz grave sonando casi como un susurro. Parecía casi avergonzado, como si no estuviera seguro de si este detalle sería bien recibido. Sus ojos, esos ojos claros que siempre lograban desarmarme, estaban llenos de algo que no lograba descifrar del todo: ¿era timidez? ¿O tal vez un atisbo de vulnerabilidad?
Tomé las flores con cuidado, mis dedos rozando los suyos por un breve segundo que me pareció eterno. El contacto, aunque fugaz, fue suficiente para sentir un escalofrío recorriendo mi piel. Lo miré, conmovida por su gesto, y me di cuenta de que seguía mirándome con esa mezcla de ansiedad y esperanza, esperando mi reacción.
"Son preciosas, König... gracias" le dije, sintiendo cómo mis mejillas se calentaban ligeramente.
"Lo siento si te molesté viniendo tan tarde... solo quería... quería disculparme por todo lo que ha pasado últimamente" dijo, desviando la mirada hacia el suelo por un momento, como si le costara sostener el contacto visual.
Las palabras que me dijo resonaron en mi mente, trayendo consigo todos los momentos de confusión y dudas que habían surgido entre nosotros en los últimos días. Pero verlo aquí, con las flores y esa actitud tan diferente a la habitual, me hizo sentir que había algo más profundo detrás de su frialdad habitual, algo que estaba intentando mostrarme, aunque le costara.
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En el Fuego de la Batalla [König x T/N]
FanfictionEn una prestigiosa academia militar, te esfuerzas por destacar a pesar del agotamiento constante. Todo cambia cuando el legendario Coronel Konig, conocido por su valentía y liderazgo en KorTac, llega para dar una conferencia y te encuentra dormida e...