En el Fuego de la Batalla [König x T/N]

Capitulo 7

KÖNIG

König estaba sentado en su oficina, el espacio lleno del característico olor a papel y tinta. La luz de la lámpara de escritorio proyectaba sombras duras sobre los documentos dispersos frente a él. Su máscara descansaba al borde de la mesa, revelando su rostro tenso, surcado por la concentración y la frustración.

Había pasado la última hora revisando los expedientes de los cadetes, haciendo una lista de posibles candidatos para KorTac. Sabía que la selección era crucial; la unidad necesitaba soldados competentes, fuertes y mentalmente preparados para enfrentar los desafíos más duros. Pero mientras pasaba cada hoja, sus pensamientos volvían insistentemente a un solo nombre: ____.

Tu archivo estaba entre los muchos otros, pero para König, destacaba. Recordaba claramente la forma en que habías actuado durante el último entrenamiento, tu evidente distracción y la forma en que habías luchado por mantener el ritmo. Eso, junto con el incidente reciente con Lucas, lo tenía preocupado. Sabía que eras capaz, pero también sabía que algo te estaba afectando profundamente. No podía permitirse ignorarlo.

Mientras repasaba tu expediente, buscó señales de debilidad o dudas, algo que pudiera justificar excluirte de la lista. Pero cuanto más leía, más se daba cuenta de que, a pesar de los desafíos recientes, eras una de las cadetes más prometedoras. Tus calificaciones eran sólidas, tu desempeño anterior había sido impecable, y lo más importante, había visto en ti un potencial que no veía en muchos.

Sin embargo, la inquietud seguía presente. Sabía que enviarte a KorTac significaría someterte a pruebas aún más duras, tanto físicas como mentales. La élite de KorTac no era lugar para alguien que estuviera pasando por un momento de debilidad. Pero, al mismo tiempo, König sentía una extraña sensación de responsabilidad hacia ti. No quería que el incidente con Lucas o cualquier otra cosa te rompiera. Quería verte prosperar, no solo sobrevivir.

La frustración comenzó a crecer dentro de él. Había trabajado con muchos soldados, había visto cómo algunos se levantaban ante la adversidad mientras otros se derrumbaban. Pero contigo, era diferente. Algo en ti le importaba más de lo que estaba dispuesto a admitir, y esa sensación le molestaba. Era un coronel, debía ser objetivo, pero en este caso, le resultaba difícil.

Tomó su bolígrafo y lo hizo rodar entre sus dedos, mirando tu nombre en la lista de posibles candidatos. Sabía que tenía que tomar una decisión pronto. Si te incluía, estarías bajo una presión inmensa, y si no estabas lista, podrías no soportarlo. Pero excluirte tampoco era una opción fácil. Habías trabajado duro para llegar hasta aquí, y Konig sabía que tenías el potencial para superar cualquier obstáculo, siempre y cuando tuvieras el apoyo adecuado.

Finalmente, con un suspiro profundo, anotó tu nombre en la lista, pero lo marcó con una estrella. Sabía que no podía tomar esta decisión a la ligera. Te sometería a una evaluación adicional, una forma de asegurarse de que estabas lista, de que no había nada que te estuviera impidiendo rendir al máximo. Y si notaba que algo andaba mal, tomaría medidas, pero no se rendiría contigo.

Se reclinó en su silla, cerrando los ojos por un momento mientras la tensión en sus hombros comenzaba a disminuir ligeramente. La frustración seguía ahí, pero al menos había tomado una decisión. Ahora solo tenía que asegurarse de que fuera la correcta.

Mientras recogía los papeles y ordenaba su escritorio, su mente seguía volviendo a ti. König no estaba acostumbrado a preocuparse de esta manera, pero sabía que, de alguna manera, ya habías logrado tocar algo dentro de él. Y eso lo impulsaba a ser aún más cuidadoso, más diligente en cada decisión que tomaba en relación a ti.

Se levantó, se colocó la máscara y salió de la oficina, sabiendo que la próxima vez que te viera, te evaluaría más de cerca, no solo como un soldado, sino como alguien en quien había decidido invertir su tiempo y atención. La misión era clara: asegurarse de que estuvieras lista, de que pudieras manejar lo que fuera que KorTac arrojara en tu camino. Porque, en el fondo, Konig sabía que el verdadero desafío no era solo para ti, sino también para él.