La mañana era fresca, típica de la base en la que ambos entrenaban. Como de costumbre, llegaste al campo de entrenamiento temprano, lista para comenzar tus ejercicios con Konig. Él ya estaba allí, como siempre, alto y estoico, ajustando su equipo. Sin embargo, hoy había algo diferente en su actitud, una especie de tensión en el aire.
Cada vez que te acercabas para saludarlo o para pedirle consejo sobre alguna técnica, él daba un leve respingo, y aunque llevaba la máscara puesta, podías notar que algo lo incomodaba. Sus manos se apretaban ligeramente, y la forma en que evitaba tu mirada directa era inusual. Te preguntaste si algo le había sucedido, pero no quisiste presionar.
Comenzaste tus ejercicios de rutina, estiramientos y algunas series de fuerza. A medida que el entrenamiento avanzaba, el sol empezó a calentar más de lo habitual, así que decidiste quitarte la chaqueta del uniforme, quedándote solo con la camiseta ajustada debajo. Sentiste un ligero alivio con el fresco del aire en tu piel, pero no notaste el efecto que esto tuvo en Konig.
Desde su posición, él intentaba concentrarse en su propio entrenamiento, pero cada vez que levantaba la vista y te veía sin la chaqueta, su mente volaba a lo que había pasado la tarde anterior. El recuerdo lo asaltaba, su corazón latía con fuerza, y se sentía incapaz de controlar el calor que subía por su cuello. Bajo la máscara, sus mejillas ardían, y por más que intentaba enfocarse en cualquier otra cosa, su mirada siempre volvía hacia ti.
Mientras realizabas tus ejercicios, notaste que Konig te observaba desde lejos, y su comportamiento te parecía cada vez más extraño. Estabas a punto de preguntarle si todo estaba bien cuando Horangi apareció, con su habitual energía, saludando a su amigo.
"¿Cómo estuvo todo, Konig?", preguntó Horangi, sin darse cuenta de la situación.
Konig tragó saliva, evitando mirarte directamente, y respondió con una voz que intentaba sonar neutral: "Todo bien, solo... un poco de calor". Pero el tono de su voz y la forma en que desviaba la mirada lo delataban. Horangi, siendo buen amigo y perspicaz, notó la extraña tensión y arqueó una ceja, dándose cuenta de lo que realmente sucedía.
"¿De verdad? Parece que el clima te afecta más de lo normal", comentó Horangi con una sonrisa burlona, palmeándole la espalda. Mientras tanto, tú continuabas con tus ejercicios, ajena a la conversación, pero sintiendo que algo estaba cambiando en la dinámica entre ustedes.
Konig solo asintió, agradecido por la máscara que escondía su rostro enrojecido. No podía evitarlo, cada vez que te miraba, su mente volvía a la tarde anterior, a lo que había hecho, y a la forma en que eso estaba afectando su comportamiento ahora. Se sentía atrapado entre el deber de mantener la profesionalidad y los sentimientos que empezaban a surgir, cada vez más difíciles de ignorar.
Horangi, siempre observador y conocedor de su amigo, notó rápidamente la incomodidad de Konig y no pudo resistir la tentación de burlarse un poco. Con una sonrisa traviesa en el rostro, se acercó un poco más y, en un tono lo suficientemente bajo para que solo Konig lo escuchara, le dijo:
"Vaya, Konig, parece que te han flechado. ¿Será que la máscara no te protege de todo, después de todo?"
Konig se quedó quieto por un momento, su corazón saltando en su pecho. Bajo la máscara, sentía que su rostro se encendía aún más, pero no podía permitirse reaccionar demasiado visiblemente. Con una voz entrecortada y algo nerviosa, murmuró:
"No digas tonterías, Horangi... solo me distraje, eso es todo".
Pero Horangi, conociendo bien a su amigo, no se dejó engañar. Soltó una pequeña risa y le dio un golpe amistoso en el hombro.
"Claro, claro, distraído... o tal vez finalmente te estás dando cuenta de algo que ya es evidente para todos los demás."
Konig no supo qué responder. Lo único que podía hacer era apartar la mirada y tratar de calmarse, mientras Horangi se alejaba, riéndose entre dientes.
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En el Fuego de la Batalla [König x T/N]
Hayran KurguEn una prestigiosa academia militar, te esfuerzas por destacar a pesar del agotamiento constante. Todo cambia cuando el legendario Coronel Konig, conocido por su valentía y liderazgo en KorTac, llega para dar una conferencia y te encuentra dormida e...