El sol de la mañana comenzaba a calentar el campo de entrenamiento, y el aire fresco se mezclaba con el sudor de los soldados mientras todos realizaban los ejercicios asignados por el instructor. El ambiente estaba cargado de esfuerzo, y las órdenes del profesor resonaban en el aire mientras se aseguraba de que todos cumplieran con el régimen diario. A lo lejos, podías ver a König conversando con Horangi, quien estaba supervisando otro grupo. Aunque su atención parecía estar en la charla, sentías de vez en cuando su mirada fija en ti, verificando si todo estaba bien.
Te sentaste en el suelo con tus amigos, Marcos y Ana, mientras tomabas un merecido descanso después de una sesión de ejercicios particularmente dura. Tu cuerpo aún sentía los efectos de los días anteriores, pero hoy te permitías relajarte un poco más. Ana, con el rostro sonrojado por el esfuerzo, bebía agua a grandes tragos mientras Marcos resoplaba y se dejaba caer al suelo a tu lado.
"Joder, ¿algún día dejarán de torturarnos así?" se quejó Marcos, lanzando una mirada al grupo que seguía corriendo bajo la atenta mirada del profesor.
"Lo dudo," respondió Ana con una sonrisa, empujando suavemente a Marcos con el pie. "Es su trabajo, después de todo."
Te reíste suavemente, bebiendo tu agua mientras observabas el campo. Aunque el cansancio aún te pesaba en los músculos, te sentías algo más tranquila. Sabías que König estaba cerca, y de alguna forma, eso te daba una extraña sensación de seguridad.
"¿Qué tal estás?" preguntó Ana, girando su cuerpo hacia ti con una expresión de curiosidad. "Te he visto algo pensativa estos días."
Suspiraste, apoyando los codos en las rodillas mientras mirabas el horizonte. "He estado bien… más o menos. Sólo ha sido mucho últimamente." No querías entrar en detalles, pero sabías que tus amigos podían notar que algo había cambiado.
Marcos levantó una ceja, limpiando el sudor de su frente con el dorso de la mano. "¿Tiene que ver con König? He visto cómo te mira últimamente. Parece que te tiene vigilada como un halcón."
Ana soltó una risita, pero no era burlona. "Es cierto, ¿no? Siempre tiene un ojo puesto en ti."
Rodaste los ojos, aunque en el fondo sabías que tenían razón. Desde la confrontación con Lucas y la conversación que habías tenido con König en la banca, las cosas habían estado diferentes. No podías negar que él había estado más atento a ti de lo normal.
"Está preocupado," admitiste, encogiéndote de hombros. "Después de lo de Lucas, supongo que siente que debe estar más pendiente. Pero no sé… a veces me siento rara, como si estuviera bajo constante observación."
Marcos hizo un gesto de exasperación, lanzando los brazos al aire dramáticamente. "¡Claro que está preocupado! Ese tipo es un maniaco del control. Pero oye, al menos parece que se preocupa de verdad por ti."
Ana te miró con una sonrisa amable, tocando tu brazo con suavidad. "Eso no es algo malo, ¿no? Si él se preocupa por ti, debería ser algo que te haga sentir bien. No todos tienen a alguien como König cuidándolos."
Suspiraste, sin saber cómo responder. Claro, te sentías protegida, pero también estaba ese peso de saber que tus interacciones con König no eran solo profesionales. Había algo más que ambos intentaban entender, pero aún no sabías cómo manejarlo.
"Supongo que sí," dijiste, mirando de reojo hacia donde König seguía hablando con Horangi. Sus ojos volvieron a encontrarse contigo por un segundo, y tu corazón dio un pequeño vuelco antes de que apartara la mirada. Aunque seguía siendo el hombre reservado y disciplinado de siempre, ahora veías algo más en sus gestos. Algo que no habías notado antes.
Ana te observó por un momento, luego sonrió con picardía. "A mí me parece que te preocupa un poco más de lo que quieres admitir."
Antes de que pudieras replicar, el profesor se acercó a tu grupo, con las manos en la cintura y una expresión seria en el rostro. "¿Descansando lo suficiente?" preguntó en tono severo, aunque había una ligera sonrisa en el fondo de su voz.
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En el Fuego de la Batalla [König x T/N]
FanficEn una prestigiosa academia militar, te esfuerzas por destacar a pesar del agotamiento constante. Todo cambia cuando el legendario Coronel Konig, conocido por su valentía y liderazgo en KorTac, llega para dar una conferencia y te encuentra dormida e...