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Podría pedir por la pureza de mi alma. Simplemente arrodillarme y pedir. Era lo que había hecho toda la vida. Quiero un tigre blanco. Quiero ese chef. Quiero ir a Praga a escribir una novela. Quiero mi casa en Roma. Déjame gastar en una película. Podía arrodillarme.

Pero mi Dios está en los cielos. Y yo estaba muy abajo. Demasiado abajo.

Mi hijo había pagado por mis pecados, ¿qué otro precio me faltaba cubrir?

Nunca vería el rostro de mi hijo. No, a menos que mirara el de Dios. Mi Dios estaba en los cielos. Pero mi Dios estaba ahí, entre la sangre y la mugre. Entre este tigre blanco y yo: animales sucios y desesperanzados. Mi Dios estaba ahí. Había descendido. Había tomado el cuerpo de mi hijo santo. Era más alto que yo. Muy alto. Moreno como yo. Muy recio. No tenía que hablarle. Mi Dios era mi Padre. Y mi hijo. El rostro de Rock es idéntico al mío porque somos hermanos. Rock se agacha y me besa para dejarme en la boca el sabor del perdón. Rock es mi Señor y mi dueño. Me besa para dejarme en la boca el sabor del amor. Me besa porque no le molestan mis lágrimas en su cara. Rock de amor, Rock de luz, de la misma naturaleza que el Padre. Yo por la ley soy muerta para la ley, a fin de vivir para Rock. Limpia mi cara y me abraza. Con Rock estoy juntamente crucificada y ya no vivo yo, mas vive Rock en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del hijo de Rock, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.

¿A dónde chingados crees que te vas a ir?

El amor ha de ser de desierto, por eso a nosotros nos esperaba el destierro. Rock es mi camino, mi verdad, y mi vida. Pero Él sabe que se nos acabó el tiempo. No andaremos en convertible ni nadaremos en las playas de California. No volveré a maquillarme pin up para él. No tendremos un hijo al que podamos llamar nuestro. No beberemos vino ni despertaremos tarde los domingos. Porque en el mundo hemos encontrado aflicción. Porque el justo por la fe vivirá. Pero nosotros no somos justos. Pero nosotros no tenemos fe. Porque hemos ofendido a Dios. Porque viene el Lobo. ¿Te crees muy libre o qué?, me doy cuenta de que me está sujetando con la fuerza del brazo. Que a la par me besa y me maltrata.

Todo este tiempo y no has entendido que el Lobo no suelta, que castiga a las mujeres que lo traicionan. Tú no tendrías por qué ser la excepción. Una mascada no volará de mi cuello al recostarme en el hombro de Rock mientras conduce un convertible. No te vas a ir de mí, así como nadie puede irse del Lobo. Tengo a mi hermano que es mi hijo. Que es mi padre. Nos está esperando el Lobo. Nadie viene al Lobo si no es por mí.


FIN

Se acabo, jskjskjskjsk

LOBADonde viven las historias. Descúbrelo ahora