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Parte 2

El día siguiente se suponía que iban a ir al colegio, pero viendo como estaban las cosas, no los mandó. Le preguntó a Lian si quería ir, aunque se negó al estar tan deprimido y preocupado por lo que fuera a ocurrir ese día. Nunew le preguntó varias veces si no quería ir con ellos, en especial cuando lo vio bañarse y vestirse, sin embargo, sólo se negó y negó. Lian también le preguntó a sus hermanos si realmente querían ir, como si esperara que cambiaran de opinión y sólo obteniendo respuestas afirmativas por parte de ellos.

Al final, los vio partir con el ceño fruncido y cara de cachorrito abandonado. Yeji se despidió de él con la manito, con una evidente cara de pregunta: ¿por qué no nos acompañas?

Hablaron poco en lo que tomaron el bus y luego el metro. Pudo notar, cuando iban en el bus, que Nat se encontraba muy nervioso. Movía su pierna de manera errática, con esos bonitos ojos de ciervo mirando de un lado hacia otro.

—¿Ocurre algo, Nat? —preguntó, aprovechando que Kuea llevaba en brazos a Yeji.

No hacía mucha falta insistirle a su cachorrito para que hablara. Él siempre parecía muy desesperado por ser tomado en cuenta y decir lo que pensaba.

—¿Y si papá no me quiere? —le susurró Nat—. ¿Si de pronto ya no nos quiere?

Nunew sonrió con suavidad.

—¿Por qué no los querría? —dijo—. Tú siempre fuiste su cachorrito mimado.

—Tal vez ahora Yeji sea su consentida —se quejó Nat, y a pesar de que podía verse como algo no tan grave, Nunew sabía que para el menor lo era.

El mayor se rió, abrazando a su hijo por los hombros.

—No debes preocuparte de nada, te lo prometo.

No logró calmarlo demasiado, pero Nunew no quería simplemente decírselo, cuando él sabía que para Nat, era mejor verlo que escucharlo.

Habían quedado en juntarse otra vez en Central Park y luego buscar algún restaurante en el qué comer. A medida que se acercaban al lugar de encuentro, podía sentir como los nervios de Nat aumentaban y crecían, y por lo mismo, volvió a darle un abrazo por los hombros. Sin embargo, de poco sirvió ese gesto cuando lo vieron a medida que caminaban, sentado en una banca y frente a una de las fuentes, con una bolsa a un lado suyo.

A Nunew no le sorprendió que Nat se adelantara, llamando la atención del alfa. Cuando sus ojos se encontraron, el omega se quedó quieto, observando a su papá con una expresión tensa, y Zee se puso de pie con lentitud.

Hubo un breve momento de quietud, donde ninguno parecía saber muy bien qué hacer.

—Natie —habló Zee finalmente.

Eso bastó para sacarlo de su tranquilidad. Nat abrió la boca como si quisiera decir algo, pero de pronto sus sentimientos explotaron, con los ojos llenándose de lágrimas, y ya sin poder controlarlo, fue hacia Zee y lo abrazó con fuerza.

—Papá —sollozó, desesperado—, papá, papá...

Zee también se quedó congelado ante tal demostración de cariño, pero reaccionó con rapidez, y abrazó de vuelta a Nat, con la garganta

apretada y el corazón desbocado. Se inclinó un poco, con su nariz hundiéndose en los suaves cabellos del omega, y olió el suave aroma a bebé. Al percibirlo, sus ojos también se llenaron de lágrimas.

—Oh, Natie —le murmuró—, mi lindo cachorrito...

Esas palabras lo hicieron llorar más. Nunew no quiso acercarse a ellos para no interrumpir su momento, sabiendo que Nat había querido eso desde hace mucho tiempo. Incluso Kuea se quedó en su lugar, aunque fue algo complicado cuando Yeji se dio cuenta de la escena.

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