31 - Respuestas

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—Guau, así que esta es la habitación de Finn Byron Warner.

—Una de las dos que tengo. La otra creo que es imposible que la conozcas, tendrás que conformarte con esta.

Logan sonrió. Entró a la habitación y se quedó observando el lugar. No había muchas cosas que reflejaran la personalidad de Finn, porque era posible que pasara menos tiempo ahí que en la casa de su madre. O tal vez así habían lucido ambas habitaciones del chico. Práctica, pero no íntima. Las paredes eran del mismo color del resto de la casa, al igual que algunos muebles. Tenía un estante con muchos libros, pero los títulos no los conocía bien. Eran novelas policiacas, de misterio, fantasía y mucha ciencia ficción.

Había también un balcón que daba al exterior, desde ahí podía verse la piscina del primer piso y una vista parcial de la ciudad. A su lado derecho encontró un escritorio, ahí sí había mucho de Finn. Estaba repleto de bocetos y cuadernos, y a un costado una pila de novelas gráficas que parecían gustarle porque las hojas estaban gastadas.

—Okey, no estoy para nada decepcionado. Esto es muy tú.

—Ah, ¿sí?

—Sí. Aunque la cama sí me queda a deber un poco. Apuesto a que no fuiste tú quien eligió las sábanas.

—Pues la verdad no. Pero no me molesta el gris.

—A todo esto, ¿cuál es tu color favorito, Finn?

—Ah, no lo sé. Depende.

—¿De qué?

—Me gustan los colores para diferentes cosas. Me gustan los oscuros para la ropa, pero me gustan los tonos violetas para mis dibujos. Y me gusta, por ejemplo, cómo te luce el color rojo de tu camiseta. Pero el dorado de tus ojos es impresionante. Todos los colores son mis favoritos para diferentes cosas, ¿sabes?

Logan sonrió y se acercó para dejar sus brazos sobre los hombros de Finn y así acercarlo a su cuerpo.

—¿Ensayas esas respuestas para buscar la que más va a enamorarme o solo tienes talento nato?

—No ensayo.

—Entonces es talento nato. Vaya.

Logan lo besó, Finn no estaba interesado en poner resistencia. Era la primera vez que estaban verdaderamente solos y en terreno seguro desde que salían, sin nadie cerca ni mucho menos la necesidad de esconderse. De cierta forma eso hizo que ambos se sintieran más libres.

La cama por fortuna estaba justo al lado, Logan lo ayudó a acomodarse junto a él mientras el beso escalaba en intensidad y su cuerpo disminuía su capacidad de resistencia. Ya no estaban cubiertos por infinitas capas de ropa para conservar calor, ahora eso era lo que más sobraba, por eso Logan terminó por estrujar la camiseta de Finn sobre aquella suave piel que lograron sentir sus dedos.

Escuchó a Finn aclararse la garganta, y enseguida el chico de anteojos detuvo el beso.

—¿Tienes hambre? —le preguntó Finn, apartándose un poco.

Logan lo miró confundido.

—¿Eh?

—Pasa de la una, ¿quieres pizza?

—Ah, ¿justo ahora?

—No, usualmente tarda como media hora en llegar.

—Finn, ¿qué?

De pronto Finn se puso de pie y Logan se quedó perplejo en la cama del chico, con la garganta seca y la camisa arrugada sobre sus costillas.

Minutos después, cuando Finn regresó a la habitación, Logan ya se había recostado en la cama, del lado izquierdo y con la cabeza sobre la almohada. También se había acomodado la ropa y el cabello. Finn colgó una llamada al cruzar la puerta, después de todo sí pidió comida, pero terminó por acostarse en el lado libre del colchón.

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⏰ Última actualización: 4 days ago ⏰

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