Los centros comerciales no eran los favoritos de Finn, pero era algo que no les confesaba a sus amigos.
Los pasillos atiborrados de gente lo ofuscaban, aún más cuando el sonido era tan escandaloso que tenías que esforzarte para escuchar lo que te decían. Era una marea de cuerpos que se tornaba abrumadora entre ratos, imposible entender por qué las personas acudían voluntariamente de forma diaria.
Sin embargo, ese domingo en particular no había demasiadas personas, y la presencia de sus amigos siempre lo tranquilizaba, por eso no la estaba pasando tan mal. Disfrutaba pasar tiempo con ellos, escucharlos hablar sobre lo que a cada uno le pasaba en su vida. No era el alma de la fiesta, pero se adaptaba.
Finn tampoco era experto comprando ropa, no era algo que hiciera de forma habitual, y mucho menos la consideraba una actividad trascendental. Para Will y para Marlon sí lo era. Para Aris, solo medianamente.
—Me duelen los pies y la rodilla —confesó Aris cuando Will y Marlon entraron a una tienda que Aris decidió omitir. Se recargó en el barandal del pasillo y suspiró—. Y muero de hambre. No desayuné y ya son casi las dos de la tarde.
—¿Quieres que nos adelantemos? Les diré que nos alcancen, pediremos comida mientras tanto.
—Va, me parece estupenda la idea —sonrió Aris, y en un arranque de emoción se acercó a Finn y lo tomó del brazo, como solía hacerlo siempre con Will. Pero de inmediato lo soltó—. Ay, perdón.
Finn, que ya estaba sacando su teléfono del bolsillo, percibió ese gesto y lo miró con desconcierto mientras seguían caminando.
—¿Por qué me pides perdón?
Aris sonrió de lado.
—Es solo que puede sentirse invasivo. Y, no sé. Las personas pueden pensar otra cosa.
—No lo entiendo.
—Olvídalo, mejor dime qué comeremos.
Finn se detuvo porque le era complicado caminar y escribir al mismo tiempo, pero cuando les envió el mensaje a sus amigos, devolvió su atención a Aris.
—¿Pizza?
—Okey, me parece bien.
Aris siguió caminando de forma tranquila. Era muy observador, sus ojos siempre iban hacia las decoraciones navideñas o los escaparates de las tiendas. Sus gestos demostraban asombro si algo le resultaba interesante, como el árbol decorado con esferas brillantes junto al que pasaron.
Su pequeño amigo se veía muy diferente a los meses anteriores, ahora se notaba más seguro de sí mismo, más libre y risueño. Sin embargo, Finn notó que Aris apartaba la mirada cuando alguien lo miraba fijamente durante el trayecto. Y no era por timidez.
Fue al llegar a la pizzería cuando Finn comprendió que un grupo de chicos observaba a Aris de forma peculiar. Discretos, pero sutilmente burlescos. No eran todos, solo los idiotas.
Pero Aris volteó la cara y siguió con la misma expresión serena y feliz. Al entrar por las puertas de vidrio incluso levantó la mirada y se acomodó el cabello. Ya no solía encogerse dentro de abrigos holgados. Ahora usaba ropa de su talla y pendientes de plata.
—Bienvenidos —dijo la mesera, y les sonrió a ambos—. ¿Mesa para dos?
—Para cuatro, por favor —corrigió Aris, sonriente.
La mujer los condujo hasta una que estaba cerca del escaparate con vista al interior del centro comercial. Aris se sentó y fue el primero en abrir el menú.
Finn fue más lento, porque a través del escaparate volvió a ver a aquellos chicos que miraron extraño a Aris minutos antes, y eso le molestó. Antes no había sido consciente de muchas cosas, pero desde que Calum invadía más su vida, el sentimiento de alarma y desconfianza crecía de a poco con las personas que rodeaban a las que quería.
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Closer To You
Romance(Libro 2, Serie Lover Material) Logan tiene un tipo ideal de pareja que desea tener, y un prospecto que se acerca demasiado a lo que busca. Finn para nada está interesado en el amor, sobre todo porque ni siquiera comprende quién es realmente o lo qu...