Los días pasaban convirtiéndose en semanas, y estos en meses, cuatro meses habían pasado sin tener rastros de Rania.
—¡Joder! ¿Cómo es posible que aún no puedan dar con su paradero? Nadie desaparece así. —dijo Jhon furioso y desesperado.
Khalid había peinado toda Dubai, toda Arezzo y toda Roma, sin tener pistas de Rania, Fátima continuó con su vida como si jamás hubiera visto a Rania, había logrado revertir la idea de que ella tenía a su hermana. Y eso enloquecía a Jhon y confundía a todos, habían intervenido su teléfono, y sus conversaciones era de lo más normal en una joven como ella.
—Ella vive como una ciudadana normal y común...sin guardaespaldas, y trabajando de medio tiempo. Está limpia. —habló con una esperanza Khalid y con intención de volver a reconsiderar la idea de proteger a Fátima.Jhon dedicaba su tiempo a buscar a Rania y estar al pendiente de Jhon.
Y mientras eso sucedía en Roma.Rania, había logrado escapar de los cuidadores y pudo reencontrarse con sus amigos, en un punto del bosque del cuan no tenían idea de dónde estaba.
—Rania..creí no volverte a ver. —habló Clara abrazando la.
—Lo pensé igual...ahora tenemos que tratar de llegar algún lugar donde pedir ayuda. ¿Saben exactamente dónde estamos? Pablo, dinos por favor. —preguntó intrigada. Pablo miró a los alrededores y no supo responder, también había sido llevado en las mismas condiciones que Rania y Clara.
—Lo único que te puedo decir, es que desperté aquí y no tengo idea de dónde estamos. Ese lugar es el castigo para los que estorbamos en la vida de alguien, y no es precisamente para deshacerse de nosotros, aquí recibimos una especie de castigo solo por existir. —respondió Pablo sintiendo pesar
—Entonces continuemos...no sea que nos encuentren.
Rania, Pablo y Clara continuaron caminando hasta que lograron llegar a una pequeña casa. Fueron recibidos por un hombre bastante mayor dónde vivía con su esposa.
Se veían demaciado agotados, habían caminado parte de la noche y ya casi era el amanecer.
—Señor....por favor nos puede regalar algo de comer...caminamos mucho y estamos perdidos. —dijo Clara con voz de agotamiento.
El anciano los invitó a pasar y los atendió, dando alimentos y ropas...cuando ya estaban un poco restablecido pudieron entablar una conversación.
—Muchas gracias por la ayuda señor...—Rania contó todo lo que habían pasado y por fin pudo saber donde estaban.
—Aquí estamos en las selvas de Colombia, frontera con Ecuador. —respondió el anciano.
—¿Que está diciendo? ¿Cuánto tiempo tenemos aquí? —se preguntó mirando un punto fijo en la nada.
—Necesito llamar...necesito un teléfono. —pidió Rania con desesperación. ¿Cómo era posible que Fátima la enviara tan lejos y en esas condiciones.
—Dónde exactamente estamos....—preguntó Pablo.
—A dos horas de Ipiales, cruzan el puente y están en Tulcán, ahí es decisión de ustedes a qué autoridades pueden pedir ayuda. —sugirió el anciano.
—Estamos en las selvas colombiana, y será aquí a donde nos presentemos. —dijo Pablo. Rania y Clara se miraron y a sintieron estando de acuerdo.
Se despidieron y continuaron su camino. Caminaron por mucho tiempo llevando las indicaciones del anciano hasta que lograron llegar a un pueblo, pidieron indicaciones y continuaron hasta llegar a la ciudad.
—Vamos, tenemos que ir a la policía, tengo que avisarle a Jhon dónde estoy y que venga por mí. —dijo Rania muy entusiasmada y cansada.
Pablo y Clara sonrieron al sentirse libre de esa presión y sin pérdida de tiempo fueron a las autoridades donde denunciaron ese clandestino manicomio. Dos horas después de tanto interrogatorio y de investigar fueron liberados y llevados al hospital más cercano para realizar cada examen y ver su estado de salud.
Rania, fue llevada a la habitación después de haber sido examinada exhaustivamente, y comprobando su estado de salud, ya con medicamentos, estaba en la habitación y lo primero que hizo fue tomar el teléfono y marcar el número de teléfono de Jhon.Jhon sentía que no podía más, habían buscado en todos los lugares posibles sin poder encontrarla, simplemente a Rania se la había tragado la tierra.
Acostado en su cama y mirando a un punto fijo en la nada, recordaba cada pequeño detalle vivido con Rania, habían pasado cuatro meses en los que ya le faltaba poco para perder la esperanza y razón. Pero mientras no hubiera un cuerpo, había esperanzas de que estuviera en cualquier lugar.
Cerró los ojos y casi en somnolencia escuchó el timbre del celular. Tomó la llamada sin mirar y respondió.—¡Jhon! ...¡Jhon soy yo ..Rania! —dijo haciendo que Jhon de un salto saliera de la cama.
—¡Rania mi vida! ¿Dónde estas? ¡Por dios! Dime dónde estás. —preguntó una y otra vez saliendo de la habitación y bajando a dónde se encontraban los agentes.
—Jhon.. Jhon mi vida, ven por mi , estoy en Colombia por favor ven por mí. —logró decir, Jhon sintió desesperación al no tener más respuesta de Rania.
Marcó nuevamente el número del que había recibido la llamada y fue atendido por otra persona.
—Rania mi vida...—fue interrumpido.
—No señor..la señora Rania sufrió un colapso nervioso y los médicos la están atendiendo.
Jhon pidió información de todo y donde se encuentra Rania mientras Khalid ordenaba preparar el jet privado para salir inmediata mente en busca de su hija.
Mientras Jhon y Khalid Al-khalifa se preparaban para ir en busca de Rania, Fátima salía de Nueva York después de ser informada de que Rania había escapado del lugar.
—Son unos imbéciles, no debí confiar en unos inútiles como ustedes, ahora no podré tener una vida tranquila por que la insulsa esa me va a acusar. —habló muy furiosa, colgó la llamada y fue directo al aeropuerto dónde dos horas después tomó un avión a Alemania.
Dieciocho horas después estaba Jhon caminando a pasos largo por los blancos pasillos en busca de la habitación de Rania.
Abrió la puerta y la vio dormida y se acercó a ella.
—Rania...mi vida. ¿Cómo estás cariño? Despierta. —susurró muy cerca de sus labios, Rania se removió y de un salto salió de su agarre, por el susto al sentirse presionada. Abrió los ojos y se encontró con la mirada profunda de Jhon.
—Jhon..mi vida veniste...—habló en susurros.
—Aquí estoy mi amor, todo está bien, todo estará bien de ahora en adelante.
Rania se abrazó fuertemente a John, su cuerpo temblaba y sus lágrimas rodaron por sus mejillas.
—Ya ..ya mi vida, ahora mismo nos vamos de aquí. —dijo tomándola en brazos y cargándola para llevarla al auto que la esperaba.
Mientras Jhon llevaba a Rania, khalid daba instrucciones de buscar hasta debajo de las piedras a Fátima.
Ya en el hotel donde Jhon y Rania estaba nerviosa esperando a Khalid, tenía años de no verlo y la última vez que se vieron, no quedaron nada bien.
El timbre sonó y Jhon abrió la puerta, la figura de Khalid se hizo presente ante Rania.
Khalid y Rania se miraron fijamente, y este caminó muy despacio al igual que Rania.
—Padre...
—Hija mía...al fin te tengo nuevamente.
—Padre...—fue interrumpida.
—Hija, escúchame, quiero pedirte perdón, perdón por no saber ver la clase de hija que Aláh me dió, y preferí creer en esa arpía.
—También es tu hija padre. —la defendió Rania a Fátima.
—Lo se...pero salió igual que su madre...mala sangre.
—Padre, mi hermana está enferma de odio, no se que le pasa, yo siempre le di amor y trate de cubrir sus faltas.
—Gran error hija, te hacía ver culpable de todo mientras ella era quién avergonzaba a la familia.... perdóname hija.
—Tranquilo padre, no hay rencor en mi, y si desaparecí fue para ya no ser más la causa de vergüenza.
—Nunca fuiste causa de vergüenza hija. Eres mi orgullo...estaba ciego, y por esa estupidez perdí muchos años de la vida de mi hermoso nieto.
—Jhon...mi hijo..mi razón para no perder la cordura en ese encierro. Padre por favor ayuda a Pablo y a Clara. —pidió Rania y su petición ya había sido atendida.
—Ellos irán con nosotros, y allá tú les darás lo que se merecen. Ya están en la habitación de a lado esperando para partir ya a Italia. —respondió Khalid Al-khalifa siendo agradecido por la ayuda a su hija.
Rania, Jhon y los demás salieron rumbo a Italia, y nuevamente dieciocho horas después estaban aterrizando en el aeropuerto de Roma y de ahí al helipuerto para volver a Arezzo donde los esperaban un gran recibimiento.
Los helicóptero aterrizaron en el helipuerto privado y fueron a las camionetas que los esperaban.
Una hora después estaba llegando a la hacienda Maxwell dónde Dora, Jhon JR. y los demás los esperaban.
Rania salió de la camioneta y Jhon corrió a sus brazos.
—¡Mamá! ¡Viniste mamita! ¿Ya no te irás verdad? —preguntó abrazado a su cuello.
Rania sintió pesar al escuchar esas palabras de su hijo.
—No mi vida, personas muy malas me alejaron de ti pero eso ya no pasará. Nunca más me voy a separar de ti...nunca mas. Mi amor chiquito.
—Rania, mi niña, por fin estás aquí con nosotros, no sabes cuánto estamos angustiados. —dijo Tifa abrazándose a ella. Todos saludaron a Rania, y celebraron el regreso.
Khalid, como es tradición en su país ordenó sacrificar becerros para repartir alimentos a las personas en los lugares más vulnerable, en toda Italia.
Lo mismo hizo su madre en Dubai, repartir alimentos en los lugares más vulnerables de los barrio con menos recursos.
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LA ESPOSA ÁRABE. Despreciada.
RomanceRania Al-khalifa, era una mujer inteligente, y hermosa, Había crecido en un hogar en dónde las costumbre y tradiciones eran inquebrantables. Estaba comprometida Desde muy pequeña con la familia Al-Rashid. Obligada a casarse con Alih Al-Rashid, y un...