CAPITULO 41

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Mientras Rania y Jhon vivían su idílico proceso según las costumbres.
Fátima ya no podía más en ese lugar donde dormía y trabajaba.
—Ya no soporto más, renuncio, pago cada dormida y cada bocado que me llevo a la boca y todo es pésimo —dijo Fátima tirando todo sobre el gerente del hotel de carretera.
—Si te vas...ya no te darás otra oportunidad para volver. —respondió muy seguro.
—Ya te pagué hasta el último centavo y sigo en el mismo lugar, hace tres meses que no duermo en una cama decente.
—Es lo que hay, lo tomas o lo dejas. —le respondió el gerente.
Fátima salió del hotel y caminó por las calles, miró por todas partes, pasó por las vitrinas donde vendían los más exclusivos diseños de marcas reconocidas.
—Nunca volveré a vestirme con esos vestidos.... maldit4 Rania...te detesto con todas mis fuerzas. —habló apretando los labios y los puños tan fuerte.
—No puedo darme por vencida....no puedo. —dijo entrando a un club de media clase. Fue a la barra y se paró a mirar a todos lados.
—¿Qué se le ofrece señorita?
—Busco trabajo, ¿Será que hay algo para mí? —preguntó al bartender.
—No...por ahora no se necesita personal, estamos completos, pero ve al bar de Luxus, está a dos cuadras de aquí, ahí sí necesitaban mesera.
Fátima salió del bar y caminó las dos cuadras que le indicaron y vio el letrero Luxus, entró y fue a la barra donde el bartender preparaba las bebidas para preparar y servir  en la noche.
Miró a Fátima de modo despectivo y habló.
—¿Que se te ofrece mujer?  —preguntó despota mente.
—Me dijeron que solicitan meseras, ¿Está el puesto disponible? Tengo experiencia. —dijo Fátima recordando el club de hombres que tenía y su padre destruyó cuando Jhon la descubrió ante él.
—Si.. necesitamos una mesera, y si lo haces bien el trabajo es tuyo, estarás a prueba está semana.
—¿Toda la semana? —preguntó preocupada al ver que no te iba dinero para comer y mucho menos para rentar una habitación de hotel.
—Lo tomas o lo dejas. — habló el hombre sin mirarla mientras organizaba las botellas de licor.
Fátima suspiró profundo y vio la posibilidad de encontrar esa noche un hombre a quien pudiera seducir.
—Está bien.. acepto, acepto la semana de prueba. ¿Pero puedo dormir aquí, aún que sea en el cuarto de servicio? —preguntó deseando no dormir esa noche en la calle. El bartender fue distraído por una llamada telefónica y respondió. Cinco minutos después regresó para indicarle el cuarto de servicio a Fátima.
Caminaron por un pasillo y luego bajaron las escaleras y abrió la puerta.
—Aqui es...si deseas dormir aquí, puedes a acomodar te en algún lugar. —dijo el hombre sonriendo y Fátima haciendo un gesto de desagrado ante el asqueroso lugar. Fátima entró y se sentó sobre unas cajas vacías amontonadas, sentada ahí mirando cada rincón del lugar y se echó  a llorar.
—Aláh....¿Por qué me pasa esto a mí? Salgo de un cuarto de servicio para estar en otro peor. Todo esto es tu culpa Rania....cómo deseo tenerte en frente  y apretar te ese cuello hasta dejarte sin aliento...eso debí hacer cuando tuve la oportunidad, ahora mírate..tu allá gozando de todo y yo....yo aquí cayendo cada ves más bajo...te detesto Rania Al-khalifa. —renegaba con las lágrimas rodando por sus mejillas.
—Toma, ese será tu uniforme. —habló el hombre que le había dado el trabajo, lanzando le la ropa por los pies, Fátima tomó la ropa y la miró. Era un vestido muy pequeño lo miró y secó sus lágrimas, esperaba que ahí le fuera mucho mejor que ser de la limpieza de un hotel donde los hombres llegaban con sus parejas, ahí sería diferente. Intentaría ligar con uno. Se fue al baño y se cambió de ropa, se miró al espejo y se realizó una cola alta en su cabello, se maquilló un poco y salió para empezar a realizar el trabajo.
Tomó la bandeja con algunos vasos y salió al rededor de la pista del club nocturno que según ella sería una salida a su mala situación. No entendía porqué cada hombre al que ella se acercaba, cuando notaba su interés después terminaba evitando la, sentía coraje por ella mismo , no tenía suficiente dinero para poder estar a la altura.
Trabajó toda la noche cuando a lo lejos un hombre la observaba, ella se percató de la intensidad de su mirada, y discretamente se acercó a él.
—¿Deseas alguna bebida en especial? —preguntó con voz muy seductora.
—Una botella de champagne bien helada, y en una sala vip. —respondió el hombre mientras caminaba en dirección a la sala y Fátima a llevar el pedido.
—Una botella de champagne bien fría, y dos copas..Pero date prisa. —pidió al bartender y este entregó el pedido y Fátima fue a la sala vip.
Entró muy despacio y dejó la bandeja sobre la mesa de centro.
—¿Algo más que pueda hacer? —preguntó muy insinuante. El hombre la miró fijamente y habló.
—Sal de aquí, que Estoy esperando a una persona. —respondió fríamente y a  Fátima se le borró la sonrisa.
Tragó el nudo formado en la garganta, parpadeó y salió furiosa sin demostrar lo de la sala vip.
La noche transcurrió y era otra noche como las anteriores. Entró al cuarto de servicio y el bartender fue tras de ella.
—Tu pago por las cuatro noches que llevas aquí. —dijo el hombre lanzando parte del dinero sobre las cajas que formaban una cama.
Fátima lo tomó y miró lo poco que había. Miró al hombre y achicando los ojos respondió.
—¿Tan poco? ¿Cuánto me estás pagando? Esto es solo una noche.
El hombre se carcajeo y la mira de pies a cabeza.
—¿ Y crees que la dormida es de gratis? ¿La comida es gratis? No...aquí todo eso se paga. —dijo el hombre muy tranquilo.
Fátima estaba furiosa, por el poco dinero que recibió.
—Esto es invivible, y me estás cobrando como si fuera una habitación de hotel de lujo... Eres un desgraciado..hablaré con el gerente del club. —respondió Fátima muy furiosa y salió de ese cuarto de servicio. Subió las escaleras y se adentró en la oficina irrumpiendo en la privacidad del gerente que estaba con unos clientes.
El gerente la miró fijamente, y luego a los hombres ahí frente a él.
—¿Se te ofrece algo? ¿Acaso no ves que estoy en una reunión con unos socios? —dijo poniendo se de pie, y señalando la puerta de salida.
Fátima cerró los ojos y salió de la oficina.
—¡Joder! Ahora sí me van a correr... Aláh ayúdame por favor. —pidió sin darse cuenta de la forma en que lo había dicho.
Fue al cuarto de servicio, y se tiró sobre las cajas dónde dormía.
Khalid, estaba castigando a su hija para ver si cambiaba su modo de ver la vida....con envidia y resentimientos, le había cerrado toda posibilidad de superarse a costa de un mal trabajo, siempre hacia que tenga techo y comida, pero por una razón y otra le hacía reducir el dinero.
Fátima cada día sentía que no podía más, estaba agotada de intentarlo una y mil veces y nada...no podía conseguir su objetivo....Un hombre millonario.
Sentía frustración, indignación y a su mente llegaba el recuerdo de Rania.

Flash Back.

Fátima se había subido a un árbol de almendra, y de pronto hizo una maniobra que la llevó precipitada mente al suelo. Rania al verla caer corrió en su ayuda.
—Fátima...¿Que te pasó? ¿Te golpeaste fuerte? —preguntó muy asustada Rania sintiendo temor de que Fátima sea castigada por su padre.
Solo me rompí un tendón, por favor..no le digas a nuestros padres, ya sabes que nuestra madre es muy severa conmigo.
—Tranquila...le diré a mamá que fui yo quen se calló y por favor...no salgas de tu habitación hasta que estés mejor. —dijo Rania limpiando las heridas de Fátima.
Otra vez cayeron a la piscina y fue entonces que Alih se lanzó al agua a salvarla sin imaginar que era su prometida con su cuñada, y fue entonces que Alih flechó sin darse cuenta a Fátima que empezó a salirse a escondidas y encima tratar se con Alih, a descubrirse frente a él y una sonrisa sarcástica se en dibujó en sus labios.

Fin flash Back.
—Alih...eres un imbécil...y tú Rania debiste agradecer que lo apartara de ti, no te merecía, era un completo idiota. —se dijo ahí tirada sobre esa forma de  cama y mirando al techo. Suspiró profundo y  poco a poco fue cayendo en el sueño más profundo por el cansancio que sentía, pues aparte de ser mesera hacía trabajo aparte de limpieza para poder tener un dinero extra y así reunir para poder tener un habitación más decente.
No tenía idea que de todo lo que estaba viviendo era su padre quien manejaba su hilo del destino, tenía el trabajo que el decidía y le alejaba de toda intensión de tener un hombre que pudiera ayudarla, era una forma de castigo el que talvez forjando su carácter, y llevarla a límite de su resistencia y mostrará arrepentimiento por sus malas acciones.
Jhon, Nikolay y Khalid se encargaron de mantenerla siempre vigilada y sometida al destino que su padre le impuso por castigo, y así Fátima nunca pudo volver a ser la mujer sofisticada que era y no hubo hombre que pudiera estar cerca de ella ni por más intentos que ella hizo por mantener una relación, los años le llegaron y se resignó a su suerte de vivir siempre con bajos recursos y creyendo jamás nadie poder encontrarla, vivía según su salario ganado impuesto por su padre sin que ella jamás lo supiera.

LA ESPOSA ÁRABE. Despreciada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora