Prometo no olvidarte

Capítulo LX

Anastasia

Después de nuestra charla Christian se quedó dormido, les tomo una foto, este momento lo quiero enmarcar para siempre, es nuestro nuevo inicio, inicio que no estoy dispuesta a cambiar. Christian ama a nuestro hijo y sé que hice bien, ya es tiempo que yo también sea feliz, por años me negué a esto, pero ya no me importa nada más que el bienestar de mi familia, sé que mi padre no descansara hasta que paguemos por lo que hicimos, pero eso ya no importa porque Christian está a mi lado y está dispuesto a luchar por nuestro amor.

Es momento que mi padre igual pague las consecuencias de sus actos. Por años viví con miedo, pero ya no más, ya no deben de existir sombras entre nosotros.

El parecido entre ambos es notorio, no sé cómo mi padre nunca se percató de eso, tal vez su amor por mi hijo no lo hizo darse cuenta de la realidad. Nunca dude que Christian desde el primer momento que supiera que tenía un hijo lo iba a cuidar y proteger con su vida, por fin puedo respirar paz y tranquilidad que hace años no tenía.

Las piezas se van acomodando, el destino está poniendo todo en su lugar.

Abro el correo que me acaba de llegar, Ethan se encargó de traerme la laptop para poder trabajar, necesitamos sacar los compromisos y por el accidente de Christian los hemos retrasados, no puede seguir así ya que nos aceptaron los atrasos porque nos conocen, pero si nos seguimos atrasando vamos a pagar indemnización.

Termino de revisar como la producción, cuando escucho unos pequeños toques en la puerta. Es Carrick quien me da una ligera sonrisa.

–¿Esta dormido? –asiento, cierro la lap y la dejo a un lado.

–Si –observo como mira enternecido la escena que tiene frente a él, Christian y Christopher dormidos.

–Son idénticos –menciona en voz baja– gracias Ana, gracias por darnos esto.

Observo a Carrick melancólicamente, sé que esto al igual que a Christian lo conmueven.

–Mi hijo se merece ser feliz y sé que tú se lo estás dando.

–Por años se lo negué a Christian, no sabe cuánto me arrepiento de ello –menciono con culpa.

–Ana por favor –me mira– lo hiciste porque en ese momento lo creíste conveniente.

–Pero lastime a Christian, él se merecía esto y no que lo alejara de nosotros –me abrazo a mí misma.

–Mi hijo también cometió errores –menciona dolido– yo trate de que cambiara de opinión, pero no me escucho, y esas decisiones que el tomo te llevaron a ti a hacer lo mismo. Ana sé qué hace tiempo hable contigo de que Christian tomo decisiones precipitadas que los llevo a su dolor y sufrimiento.

–Carrick –lo detengo– entendí que todos somos dueños de nuestras decisiones, lo que somos hoy en día es por nuestro pasado.

–Lo sé –no deja de mirar a Christian– en ocasiones nos aferramos a las personas o a la idea de ser feliz, pero sabemos muy en el fondo que eso no durara para siempre o sencillamente nuestro destino ya está escrito.

–¿Amo a mi madre? –le pregunto con voz tímida.

–Como no tienes idea, fue el amor de mi vida. Cuando la miraba mi corazón se agitaba, su mirada me hacía perder, no me sentía solo, sabía que mi mundo comenzaba y terminaba con ella.

–Que era la mirada que quería ver por el resto de mi vida –mencionamos al mismo tiempo.

–Ana no me arrepiento de todo lo que paso entre ella y yo, el destino sabía muy bien que ambos no íbamos a terminar juntos por eso nos regaló un momento. Después de ella me enamore de la madre de mis hijos, porque si lo hice, aunque parezca que no fue así. Grace es el amor para mi vida, con ella encontré la paz y estabilidad que necesitaba.