𝐄𝐍-┊Donde los Enhypen son seres sobrenaturales.
Apaticos, reservados, misteriosos y de aspecto peligroso. Nada es lo que parece y eso es lo primero que descubre Ryul al llegar a su nueva escuela. Una familia en particular que hace cosas totalment...
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[GYUL]
El día había llegado.
Desperté temprano por la mañana, con el estómago revuelto entre la emoción y los nervios. Sabía que debía confiar en Nia y en los Lee. Sabía que ellos no harían nada que me pusiera en peligro, sobre todo porque estaba atada a miembros de su familia. Y aun así, una pequeña parte de mí seguía sintiendo esa punzada de duda, una sensación inquietante que se negaba a desvanecerse.
Quizá sonaba egoísta, pero a veces no podía evitar preguntarme si la protección de los Lee hacia mí realmente venía del afecto o si solo se debía al lazo que me unía a Jake. Heeseung, sobre todo, parecía tan impasible que me costaba saber si me protegía por decisión propia o simplemente porque hacerlo garantizaba la seguridad de su hermano. Eran una familia unida, ferozmente leal entre sí, hasta el punto de que podían traicionar sus propios principios con tal de protegerse. Era algo digno de admiración, pero también algo de lo que temer.
Había sentido esa lealtad ciega de primera mano, aquella vez que sin querer entré en la mente de Jake. Lo que vi allí fue aterrador. Era como asomarse a un abismo sin fondo, una devoción absoluta que no diferenciaba entre el bien y el mal cuando se trataba de proteger a los suyos. A pesar de todo, confiaba en que nunca me harían daño, ni a mí ni a Ryul. Nos consideraban parte de su círculo, parte de la familia. Pero...
Pero ¿qué pasaría si ese lazo se rompía? ¿Si alguna vez los traicionábamos sin querer? Ese pensamiento me acechaba en las noches, como un susurro persistente que no podía acallar. Nunca se lo había confesado a nadie, ni siquiera a Riki. Pero desde que desperté, vivía con el miedo de que todo se desmoronara.
Sacudí la cabeza, apartando la inquietud, y me preparé para el día. Me di una ducha rápida y bajé a ver a Dallas. Al llegar, lo encontré despierto, sentado con una expresión ausente. Le entregué las bolsas con sangre y le dediqué una sonrisa, pero él apenas reaccionó.
—¿Estás bien? —pregunté con preocupación.
Dallas asintió levemente y abrió una de las bolsas para beber.
