𝐄𝐍-┊Donde los Enhypen son seres sobrenaturales.
Apaticos, reservados, misteriosos y de aspecto peligroso. Nada es lo que parece y eso es lo primero que descubre Ryul al llegar a su nueva escuela. Una familia en particular que hace cosas totalment...
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Parte de poder ver algo que todavía no sucedía implicaba el miedo irracional que sentías a que todas las cosas malas que veías en tu mente llegaran a pasar en verdad.
Era eso, miedo absoluto.
Mi primer recuerdo de estas visiones se remontaba a cuando tenía cinco años. No fue algo extraordinario ni una revelación impactante, solo una imagen fugaz de mi madre dejando caer una taza de té sobre la mesa del comedor. Vi cómo el líquido oscuro se esparcía, empapando los papeles que tenía frente a ella, el sonido de la porcelana rompiéndose resonando en mi mente. Al día siguiente, sucedió exactamente de la misma forma. Fue entonces cuando entendí, a mi manera infantil, que había visto el futuro.
Al principio, lo tomé como un juego. Cerraba los ojos y esperaba que llegaran más imágenes, tratando de adivinar qué pasaría después. Pero conforme crecí, las cosas cambiaron. Ya no solo veía cosas triviales como una taza rota o la caída de un lápiz. Comencé a ver accidentes, lágrimas, discusiones que aún no habían ocurrido. Vi rostros desconocidos, personas que no existían en mi vida en ese momento pero que, tarde o temprano, terminarían cruzándose en mi camino.
Fue ahí cuando el miedo se instaló en mi pecho.
Lo más aterrador de mis visiones no era solo la incertidumbre de si se harían realidad, sino la impotencia de no poder evitar lo que veía. Mi tía Yiren fue quien me explicó lo que realmente significaba mi don. Mi padre nunca le prestó demasiada atención, siempre atribuyó mis palabras a una imaginación hiperactiva o a coincidencias. Pero Yiren, ella lo entendió. Ella me escuchó.
—Ver el futuro no significa que puedas cambiarlo —me dijo una vez, con su voz suave pero firme—. A veces, la línea del destino ya está trazada. Y a veces, intervenir solo causa que las cosas empeoren.