𝐄𝐍-┊Donde los Enhypen son seres sobrenaturales.
Apaticos, reservados, misteriosos y de aspecto peligroso. Nada es lo que parece y eso es lo primero que descubre Ryul al llegar a su nueva escuela. Una familia en particular que hace cosas totalment...
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Nota de la autora: Antes de que comiencen a leer el capítulo, les quiero pedir que, por favor, traten de llegar a la meta de arriba en el mejor tiempo que puedan, pues dejando sus votos y comentarios (sobre todo lo segundo) wattpad recomienda tu historia a personas que lean un genero parecido o por los hashtag que contiene la historia. Los comentarios que contengan muchos emojis o menos de tres palabras wattpad no las considera y si comentas números es lo mismo; así que, si quieren ayudarme, no hagan eso. Pueden comentar cosas referentes a la historia o nombres de los personajes o las preguntas del final, que sirven justamente para generar más relevancia en la ap. Gracias por su atención, perdón por los inconvenientes.
[RYUL]
Algo no encajaba, aunque tal vez esa no era la palabra correcta. No era exactamente incomodidad, sino una desconexión, como si fuera ajeno. Sí, eso era. No se sentía igual que antes.
Por razones que no lograba entender, no conseguía sentirme cómoda ni segura en la casa de Nia, lo cual no tenía sentido. Después de todo, se trataba de ella, persona que desde el minuto uno no dudó en darme su apoyo. Sin embargo, la inquietante sombra de que algo estaba mal —o que algo terrible estaba a punto de suceder— me hacía pensar que debía ser precavida.
Era como si algo me envolviera con la misma suavidad que una brisa traicionera antes de una tormenta.
Mis pensamientos giraban en círculos. No entendía porque me sentía así, ni mucho menos por qué era estando junto con ella. Era una sensación nueva, confusa, que me susurraba advertencias sin rostro. No me gustaba. De hecho, me aterraba.
¿Estaba sucediendo algo, algo que escapaba a mi entendimiento? ¿Acaso Nia ocultaba secretos tras sus ojos oscuros, esos que siempre habían sido un refugio seguro?
No. No podía ser. Nia no era capaz de esconder algo, al menos no de nosotros, no de Heeseung y Sunoo, quienes eran su familia de sangre y corazón.
Quizás —me decía— esto no tenía nada que ver con ella. Quizás era yo. Mi nuevo estado, el hambre incesante que latía bajo mi piel, marcando un ritmo nuevo y salvaje, como el compás de una canción desconocida. Y ella, de algún modo, seguía siendo humana, aún intacta frente al abismo en el que yo me hundía.
Tal vez, esa extraña sensación no era más que el hambre. Un hambre que crecía con cada segundo que pasaba. Tal vez, esa extraña sensación no era más que simple distancia.
Quizás, el tiempo que había pasado lejos de ella durante mi transformación era lo que me hacía sentir de esa manera.
