𝐄𝐍-┊Donde los Enhypen son seres sobrenaturales.
Apaticos, reservados, misteriosos y de aspecto peligroso. Nada es lo que parece y eso es lo primero que descubre Ryul al llegar a su nueva escuela. Una familia en particular que hace cosas totalment...
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KYERIN
"Abre lo ojos..."
"Despierta Kyerin..."
"¡¡ABRE YA LOS OJOS!!"
Despierto en mi habitación totalmente asustada y temblando. Otra vez soñé lo mismo.
No entiendo muy bien porque sucede, pero sin duda alguna, lo que veo es un sueño muy vívido.
Estoy en mi casa, aunque eso no tiene sentido. No recuerdo haberme ido de la casa de los Lee y tampoco recuerdo haber llegado a la mía.
Me levanto de la cama en dirección al baño y al entrar, diviso en el espejo unas palabras escritas con sangre: “Quiero que mates al Cáliz”. Me asusto tanto al leer la oración que suelto un fuerte grito e inmediatamente comenzo a limpiarlo con los paños húmedos que están sobre el estante al costado del lavamanos.
—¿Kyerin? —escucho a mi padre hablar, acercándose—. ¿Eres tú? ¿Regresaste?
Cierro la puerta con seguro para evitar que mi padre entre mientras limpio el espejo.
—Kyerin... —mueve la manija de la puerta queriendo entrar—. ¿Está todo bien?
—¡Sí! —respondo lo suficientemente fuerte para que me escuche.
—¿Por qué gritaste, hija? ¿Segura que estas bien?
—Sí, papá, tan solo —pienso en una excusa—. Me rompí una uña, eso.
—De acuerdo.
Siento como se aleja de la puerta y vuelvo a concentrarme en el problema del espejo. Unos minutos mas tarde, salgo del baño y regreso a mi habitación.
«¿Quién hizó esto? ¿Acaso fue Sunghoon? Es malvado y totalmente desinteresado, no me sorprendería que haya hecho esto para asustarme.» pienso al mismo tiempo que me arreglo para ir a la escuela.
[. . .]
SUNGHOON
Despierto con el cadaver de una chica que encontré anoche —la cual utilicé para alimentarme— y la quito de encima mío haciendo que caiga al suelo. A diferencia de mis hermanos y primos, yo no me alimento de animales; no me gusta y no quiero hacerlo. Es patético.
Me levanto de la cama y me acerco al espejo. Observo mi rostro manchado de sangre y luego me dirijo al baño para limpiarme. Al llegar encuentro a Jake, quien tiene puesto el uniforme escolar.
—¿Por qué sigues aquí? —cuestiona molesto.
Ladeo la cabeza fingiendo dolor.
—No sabes lo mucho que me entristece saber que no me quieres cerca —comento con sarcasmo—. Es una lastima, porque en serio quería ir contigo a la escuela —me burlo observando su vestimenta.
